Nueva Biblia Latinoamericana
Y se desviaron allí para entrar y alojarse en Guibeá. Cuando entraron, se sentaron en la plaza de la ciudad porque nadie los llevó a su casa para pasar la noche. (Jueces 19:15)
Entonces, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba en Guibeá, pero los hombres del lugar eran Benjamitas. (Jueces 19:16)
Y alzó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad. Y el anciano dijo: "¿A dónde vas y de dónde vienes?" (Jueces 19:17)
Y él le dijo: "Estamos pasando de Belén de Judá a la parte más remota de la región montañosa de Efraín, pues soy de allí. Fui hasta Belén de Judá, y ahora voy a mi casa, pero no hay quien me reciba en su casa.
Sin embargo, tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que está con tu siervo; no nos falta nada." (Jueces 19:19)
Paz sea contigo," dijo el anciano. "Permíteme suplir todas tus necesidades. Pero no pases la noche en la plaza." (Jueces 19:20)
Y lo llevó a su casa y dio forraje a los asnos. Ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron. (Jueces 19:21)

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Jueces 19:18 - Referencia Cruzada

Los Israelitas se levantaron, subieron a Betel (Casa de Dios), y consultaron a Dios, y preguntaron: "¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra la tribu de Benjamín?" Entonces el SEÑOR respondió: "Judá subirá primero." (Jueces 20:18)
Levantaron, pues, para sí la imagen tallada que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo. (Jueces 18:31)
Esto sucedía año tras año; siempre que ella subía a la casa del SEÑOR, Penina la provocaba, por lo que Ana lloraba y no comía. (1 Samuel 1:7)
Entonces toda la congregación de los Israelitas se reunió en Silo, y levantaron allí la tienda de reunión; y la tierra estaba sometida delante de ellos. (Josué 18:1)
Al cuarto día se levantaron muy de mañana y el levita se preparó para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: "Aliméntate con un bocado de pan y después se pueden ir." (Jueces 19:5)
Todos los años aquel hombre subía de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificio al SEÑOR de los ejércitos en Silo. Allí los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, eran sacerdotes del SEÑOR. (1 Samuel 1:3)
Si alguien no permanece en Mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman. (Juan 15:6)
No juntes mi alma con pecadores, Ni mi vida con hombres sanguinarios, (Salmos 26:9)