Entonces, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba en Guibeá, pero los hombres del lugar eran Benjamitas.
(Jueces 19:16)Y alzó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad. Y el anciano dijo: "¿A dónde vas y de dónde vienes?"
(Jueces 19:17)Y él le dijo: "Estamos pasando de Belén de Judá a la parte más remota de la región montañosa de Efraín, pues soy de allí. Fui hasta Belén de Judá, y ahora voy a mi casa, pero no hay quien me reciba en su casa.
(Jueces 19:18)Sin embargo, tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que está con tu siervo; no nos falta nada."
Paz sea contigo," dijo el anciano. "Permíteme suplir todas tus necesidades. Pero no pases la noche en la plaza."
(Jueces 19:20)Y lo llevó a su casa y dio forraje a los asnos. Ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.
(Jueces 19:21)Mientras ellos se alegraban, los hombres de la ciudad, hombres perversos, rodearon la casa; y golpeando la puerta, hablaron al dueño de la casa, al anciano, diciendo: "Saca al hombre que entró en tu casa para que tengamos relaciones con él."
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