Cuando Josué estaba ya cerca de Jericó, levantó los ojos y vio que un hombre estaba frente a él con una espada desenvainada en la mano, y Josué fue hacia él y le dijo: "¿Es usted de los nuestros o de nuestros enemigos?"
(Josué 5:13)No," respondió; "más bien yo vengo ahora como capitán del ejército del SEÑOR." Y Josué se postró en tierra, le hizo reverencia, y dijo: "¿Qué tiene que decirle mi señor a su siervo?"
(Josué 5:14)Entonces el capitán del ejército del SEÑOR dijo a Josué: "Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás es santo." Y así lo hizo Josué.
(Josué 5:15)Jericó estaba muy bien cerrada por miedo a los Israelitas. Nadie salía ni entraba.
Pero el SEÑOR dijo a Josué: "Mira, he entregado en tu mano a Jericó, y a su rey con sus valientes guerreros.
(Josué 6:2)Ustedes marcharán alrededor de la ciudad, todos los hombres de guerra rodeando la ciudad una vez. Así lo harás por seis días.
(Josué 6:3)Siete sacerdotes llevarán siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. Al séptimo día ustedes marcharán alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes tocarán las trompetas.
(Josué 6:4)Otras publicaciones relacionadas con "Josué 6:1":
Josué 6:1 - Referencia Cruzada
Cántico de ascenso gradual; de Salomón. Si el SEÑOR no edifica la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si el SEÑOR no guarda la ciudad, En vano vela la guardia.
(Salmos 127:1)Y dijeron a Josué: "Ciertamente, el SEÑOR ha entregado toda la tierra en nuestras manos, y además, todos los habitantes de la tierra se han acobardado ante nosotros."
(Josué 2:24)y dijo a los hombres: "Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, y que el terror de ustedes ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes del país se han acobardado ante ustedes.
(Josué 2:9)Los hombres los persiguieron por el camino al Jordán hasta los vados. Tan pronto como salieron los que los perseguían, fue cerrada la puerta de la ciudad.
(Josué 2:7)Pero el rey de Asiria descubrió una conspiración de Oseas, quien había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y no había pagado tributo al rey de Asiria como había hecho año tras año. Por tanto el rey de Asiria lo detuvo y lo encadenó en la cárcel.
(2 Reyes 17:4)