Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rahab: "Saca a los hombres que han venido a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la tierra." (Josué 2:3)
Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido, y respondió: "Sí, los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran. (Josué 2:4)
Los hombres salieron a la hora de cerrar la puerta, al oscurecer. No sé adónde fueron. Vayan de prisa tras ellos, que los alcanzarán." (Josué 2:5)
Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que había puesto en orden en el terrado.
Los hombres los persiguieron por el camino al Jordán hasta los vados. Tan pronto como salieron los que los perseguían, fue cerrada la puerta de la ciudad. (Josué 2:7)
Antes que los espías se acostaran, Rahab subió al terrado donde ellos estaban, (Josué 2:8)
y dijo a los hombres: "Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, y que el terror de ustedes ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes del país se han acobardado ante ustedes. (Josué 2:9)

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Josué 2:6 - Referencia Cruzada

pues cuando Jezabel destruyó a los profetas del SEÑOR, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustentó con pan y agua.) (1 Reyes 18:4)
Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño hermoso y no temieron el edicto del rey. (Hebreos 11:23)
Y tomando la mujer una manta, la extendió sobre la boca del pozo y esparció grano sobre ella, de modo que nada se notaba. (2 Samuel 17:19)
Al atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa del rey, y desde el terrado vio a una mujer que se estaba bañando; y la mujer era de aspecto muy hermoso. (2 Samuel 11:2)
¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mató a los profetas del SEÑOR, que escondí a cien de los profetas del SEÑOR de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustenté con pan y agua? (1 Reyes 18:13)
Luego el rey ordenó a Jerameel, hijo del rey, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, que prendieran al escriba Baruc y al profeta Jeremías, pero el SEÑOR los escondió. (Jeremías 36:26)
Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3:3)
Y la mujer concibió y dio a luz un hijo. Viendo que era hermoso, lo escondió por tres meses. (Éxodo 2:2)
Cuando edifiques casa nueva, le harás un muro a tu azotea, para que no traigas culpa de sangre sobre tu casa si alguien se cayera de ella. (Deuteronomio 22:8)
Pero Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así lo escondieron de Atalía, y no le dieron muerte. (2 Reyes 11:2)
Y de la misma manera, ¿no fue la ramera Rahab también justificada por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? (Santiago 2:25)
Antes que los espías se acostaran, Rahab subió al terrado donde ellos estaban, (Josué 2:8)
Entonces el rey de Egipto habló a las parteras de las Hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá, (Éxodo 1:15)
El que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa; (Mateo 24:17)