La Ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia,
(Romanos 5:20)
para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.
(Romanos 5:21)
¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde?
(Romanos 6:1)
¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
¿O no saben ustedes que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte?
(Romanos 6:3)
Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
(Romanos 6:4)
Porque si hemos sido unidos a Cristo en la semejanza de Su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de Su resurrección.
(Romanos 6:5)
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Romanos 6:2 - Referencia Cruzada
Porque si hemos sido unidos a Cristo en la semejanza de Su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de Su resurrección.
(Romanos 6:5)
Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado,
(1 Pedro 4:1)
El mismo llevó (cargó) nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fueron ustedes sanados.
(1 Pedro 2:24)
Pero ahora hemos quedado libres de la Ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra.
(Romanos 7:6)
Pues mediante la Ley yo morí a la Ley, a fin de vivir para Dios.
(Gálatas 2:19)
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
(Gálatas 6:14)
Por tanto, hermanos míos, también a ustedes se les hizo morir a la Ley por medio del cuerpo de Cristo, para que sean unidos a otro, a Aquél que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
(Romanos 7:4)
Pues el amor de Cristo nos apremia (nos controla), habiendo llegado a esta conclusión: que Uno murió por todos, y por consiguiente, todos murieron.
(2 Corintios 5:14)
Ninguno que es nacido (engendrado) de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.
(1 Juan 3:9)
Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia,
(1 Pedro 1:14)
No hay nadie más grande que yo en esta casa, y nada me ha rehusado excepto a usted, pues es su mujer. ¿Cómo entonces podría yo hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?"
(Génesis 39:9)
Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios.
(Colosenses 3:3)
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación.
(Romanos 5:11)
Si ustedes han muerto con Cristo a los principios (las normas) elementales del mundo, ¿por qué, como si aún vivieran en el mundo, se someten a preceptos tales como:
(Colosenses 2:20)
De Tus preceptos recibo entendimiento, Por tanto aborrezco todo camino de mentira.
(Salmos 119:104)
¿Cuál es, entonces, la ventaja del Judío? ¿O cuál el beneficio de la circuncisión?
(Romanos 3:1)