Nueva Biblia Latinoamericana
Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado. (Hechos 20:33)
Ustedes saben que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo. (Hechos 20:34)
En todo les mostré que así, trabajando, deben ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: 'Más bienaventurado es dar que recibir.'" (Hechos 20:35)
Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló y oró con todos ellos.
Comenzaron todos a llorar desconsoladamente, y abrazando a Pablo, lo besaban. (Hechos 20:37)
Estaban afligidos especialmente por la palabra que había dicho de que ya no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron hasta el barco. (Hechos 20:38)
Después de separarnos de ellos, salimos y navegamos con rumbo directo a Cos, al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. (Hechos 21:1)

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Hechos 20:36 - Referencia Cruzada

Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, (Lucas 22:41)
Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como solía hacerlo antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios. (Daniel 6:10)
Porque Salomón había hecho un estrado de bronce de 2.25 metros de largo, 2.25 metros de ancho y 1.35 metros de alto, y lo había puesto en medio del atrio; se puso sobre él, se hincó de rodillas en presencia de toda la asamblea de Israel y extendiendo las manos al cielo, (2 Crónicas 6:13)
Cayendo de rodillas, clamó en alta voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado." Habiendo dicho esto, durmió (expiró). (Hechos 7:60)
Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, (Efesios 3:14)
Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. (Filipenses 4:6)
Pasados aquellos días partimos y emprendimos nuestro viaje mientras que todos ellos, con sus mujeres e hijos, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. Después de arrodillarnos y orar en la playa, nos despedimos unos de otros. (Hechos 21:5)