Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud," dijo el hombre. (Marcus 10:20)

Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: "Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y Me sigues." (Marcus 10:21)

Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes. (Marcus 10:22)

Jesús, mirando en derredor, dijo a Sus discípulos: "¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios!"

Los discípulos se asombraron de Sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo: "Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! (Marcus 10:24)

Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios." (Marcus 10:25)

Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: "¿Y quién podrá salvarse?" (Marcus 10:26)

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Marcus 10:23 - Referencia Cruzada

Pues de esta manera les será concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (2 Pedro 1:11)

Jesús dijo entonces a Sus discípulos: "En verdad les digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. (Mateo 19:23)

¡Oh almas adúlteras (infieles)! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4)

Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne (normas humanas), ni muchos poderosos, ni muchos nobles. (1 Corintios 1:26)

En verdad les digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él." (Marcus 10:15)

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Pero El miraba a su alrededor para ver a la mujer que Lo había tocado. (Marcus 5:32)

Mirándolo Jesús, dijo: "¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas! (Lucas 18:24)

Hermanos míos amados, escuchen: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que Lo aman? (Santiago 2:5)

Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. (Juan 3:5)

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