Nueva Biblia Latinoamericana
O, ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? (Marcus 8:37)
Porque cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles." (Marcus 8:38)
Y Jesús les decía: "En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios después de que haya venido con poder." (Marcus 9:1)
Seis días después, Jesús tomó con El a Pedro, a Jacobo (Santiago) y a Juan, y los llevó a ellos solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas, tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede blanquear. (Marcus 9:3)
Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús. (Marcus 9:4)
Entonces Pedro dijo a Jesús: "Rabí (Maestro), bueno es que estemos aquí; hagamos tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías." (Marcus 9:5)

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Marcus 9:2 - Referencia Cruzada

Respondió Jesús: "Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; (Mateo 17:11)
Y no se adapten (no se conformen) a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto. (Romanos 12:2)
En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. (Lucas 6:12)
Creció delante de El como renuevo tierno, Como raíz de tierra seca. No tiene aspecto hermoso ni majestad Para que Lo miremos, Ni apariencia para que Lo deseemos. (Isaías 53:2)
Al oír esto, Jesús se fue de allí en una barca, solo, a un lugar desierto; y cuando las multitudes lo supieron, Lo siguieron a pie desde las ciudades. (Mateo 14:13)
Dispuso después la leña, cortó el novillo en pedazos y lo colocó sobre la leña. (1 Reyes 18:33)
Después de esto, Jesús se apareció en forma distinta a dos de ellos cuando iban de camino al campo. (Marcus 16:12)
El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14)
Acab subió a comer y a beber, pero Elías subió a la cumbre del Carmelo; y allí se agachó en tierra y puso su rostro entre las rodillas. (1 Reyes 18:42)
En medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que Le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. (Apocalipsis 1:13)
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los Israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés por causa de la gloria de su rostro, la cual se desvanecía, (2 Corintios 3:7)
Tomó con El a Pedro, a Jacobo (Santiago) y a Juan, y comenzó a afligirse y a angustiarse mucho. (Marcus 14:33)
el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, (Filipenses 2:6)
Y no permitió que nadie fuera con El sino sólo Pedro, Jacobo (Santiago) y Juan, hermano de Jacobo. (Marcus 5:37)
Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con El a Pedro, a Juan y a Jacobo (Santiago), y subió al monte a orar. (Lucas 9:28)
Porque cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de Su majestad. (2 Pedro 1:16)
el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a El mismo. (Filipenses 3:21)
Moisés se levantó con Josué su ayudante, y subió Moisés al monte de Dios, (Éxodo 24:13)
Tus ojos contemplarán al Rey en Su hermosura, Verán una tierra muy lejana. (Isaías 33:17)
Seis días después, Jesús tomó con El a Pedro, a Jacobo (Santiago) y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto. (Mateo 17:1)
Esta es la tercera vez que voy a visitarlos. POR EL TESTIMONIO DE DOS O TRES TESTIGOS SE JUZGARAN TODOS LOS ASUNTOS. (2 Corintios 13:1)
Cuando Moisés descendía del Monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, Moisés no sabía que la piel de su rostro resplandecía por haber hablado con Dios. (Éxodo 34:29)
Vi un gran trono blanco y a Aquél que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. (Apocalipsis 20:11)