Nueva Biblia Latinoamericana
Y esta noticia (fama) se difundió por toda aquella tierra. (Mateo 9:26)
Al irse Jesús de allí, dos ciegos Lo siguieron, gritando: "¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!" (Mateo 9:27)
Después de entrar en la casa, se acercaron a El los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creen que puedo hacer esto?" "Sí, Señor," Le respondieron. (Mateo 9:28)
Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Hágase en ustedes según su fe."
Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les advirtió rigurosamente: "Miren que nadie lo sepa." (Mateo 9:30)
Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron Su fama por toda aquella tierra. (Mateo 9:31)
Al salir ellos de allí, Le trajeron un mudo endemoniado. (Mateo 9:32)

Otras publicaciones relacionadas con "Mateo 9:29":

Alberto González Muñoz
Menos palabras, más vida
En este artículo, Alberto González Muñoz reflexiona sobre la importancia de la experiencia personal en la fe en Jesucristo y cómo debemos reflejar su amor en nuestras vidas.


Isaías Rivera
Una ciudad de refugio
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de aceptar y ayudar a las personas discapacitadas en la sociedad y en la iglesia, y cómo podemos aplicar la historia de Bartimeo en nuestra vida diaria.


Mateo 9:29 - Referencia Cruzada

Vete, tu fe te ha sanado," le dijo Jesús. Al instante el ciego recobró la vista, y Lo seguía por el camino. (Marcus 10:52)
Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho." (Mateo 8:6)
Entonces Jesús dijo al centurión: "Vete; así como has creído, te sea hecho." Y el criado fue sanado en esa misma hora. (Mateo 8:13)
Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: "Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado." Y al instante la mujer quedó sana. (Mateo 9:22)
Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos al ciego, (Juan 9:6)
Entonces Jesús, movido a compasión, tocó los ojos de ellos, y al instante recobraron la vista, y Lo siguieron. (Mateo 20:34)
Entonces Jesús le dijo: "Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas." Y su hija quedó sana desde aquel momento. (Mateo 15:28)