Entonces Jesús le dijo: "Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio a ellos."
(Mateo 8:4)Al entrar Jesús en Capernaúm, se acercó un centurión y Le suplicó:
(Mateo 8:5)Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho."
(Mateo 8:6)Y Jesús le dijo: "Yo iré y lo sanaré."
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado quedará sano.
(Mateo 8:8)Porque yo también soy hombre bajo autoridad, con soldados a mis órdenes; y digo a éste: 'Ve,' y va; y al otro: 'Ven,' y viene; y a mi siervo: 'Haz esto,' y lo hace."
(Mateo 8:9)Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que Lo seguían: "En verdad les digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande.
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Mateo 8:7 - Referencia Cruzada
Mientras Jesús les decía estas cosas, vino un oficial de la sinagoga y se postró delante de El, diciendo: "Mi hija acaba de morir; pero ven y pon Tu mano sobre ella, y vivirá."
(Mateo 9:18)y Le rogaba con insistencia: "Mi hijita está al borde de la muerte; Te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella para que sane y viva."
(Marcus 5:23)Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciendo: "Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo;
(Lucas 7:6)