Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: "Que no haya sentencia de muerte para este hombre, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado." (Jeremías 26:16)
Y se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a toda la asamblea del pueblo, y dijeron: (Jeremías 26:17)
Miqueas de Moréset profetizó en días de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá: 'Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: "Sion será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, Y el monte del santuario será como los lugares altos de un bosque."' (Jeremías 26:18)
¿Acaso Ezequías, rey de Judá, y todo Judá le dieron muerte a Miqueas? ¿No temió él al SEÑOR y suplicó el favor del SEÑOR, y el SEÑOR se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos? Nosotros, pues, estamos cometiendo un gran mal contra nosotros mismos."
Hubo también un hombre que profetizó en el nombre del SEÑOR, Urías, hijo de Semaías de Quiriat Jearim. El profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra palabras semejantes a todas las de Jeremías. (Jeremías 26:20)
Cuando el rey Joacim y todos sus valientes y todos los jefes oyeron sus palabras, el rey procuró matarlo; pero Urías se enteró, tuvo miedo, huyó y se fue a Egipto. (Jeremías 26:21)
Entonces el rey Joacim envió hombres a Egipto: a Elnatán, hijo de Acbor, y a otros hombres con él, a Egipto. (Jeremías 26:22)

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Jeremías 26:19 - Referencia Cruzada

Vayan, consulten al SEÑOR por mí y por los que quedan en Israel y en Judá, acerca de las palabras del libro que se ha encontrado. Porque grande es el furor del SEÑOR que se derrama sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no han guardado la palabra del SEÑOR, haciendo conforme a todo lo que está escrito en este libro." (2 Crónicas 34:21)
para que recaiga sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el templo y el altar. (Mateo 23:35)
Tal vez el SEÑOR tu Dios oirá las palabras del Rabsaces, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para injuriar al Dios vivo, y lo reprenderá por las palabras que el SEÑOR tu Dios ha oído. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda.'" (Isaías 37:4)
pues ellos derramaron sangre de santos y profetas y Tú les has dado a beber sangre. Se lo merecen." (Apocalipsis 16:6)
Regocíjate sobre ella, cielo, y también ustedes, santos, apóstoles y profetas, porque Dios ha pronunciado juicio contra ella por ustedes." (Apocalipsis 18:20)
Pero el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, oraron sobre esto, y clamaron al cielo. (2 Crónicas 32:20)
Pero a causa de los pecados de sus profetas Y de las iniquidades de sus sacerdotes, Quienes derramaron en medio de ella La sangre de los justos, (Lamentaciones 4:13)
Pero sepan bien que si me matan, sangre inocente echarán sobre ustedes y sobre esta ciudad y sobre sus habitantes; porque en verdad el SEÑOR me ha enviado a ustedes para hablar en sus oídos todas estas palabras." (Jeremías 26:15)
Porque el SEÑOR va a salir de Su lugar Para castigar la iniquidad de los habitantes de la tierra, Y la tierra pondrá de manifiesto su sangre derramada Y no ocultará más a sus asesinados. (Isaías 26:21)
Ahora pues, así dice el SEÑOR Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: "¿Por qué ustedes se hacen un daño tan grande a sí mismos cortando de entre ustedes a hombre y mujer, niño y lactante de en medio de Judá, sin que les quede remanente, (Jeremías 44:7)
En cuanto a los incensarios de estos que han pecado a costa de sus vidas, que se hagan de ellos láminas batidas para cubrir el altar, puesto que los presentaron ante el SEÑOR y son santos; y serán por señal a los Israelitas." (Números 16:38)
Cuando el rey Ezequías, oyó esto rasgó sus vestidos, se cubrió de cilicio y entró en la casa del SEÑOR. (Isaías 37:1)
Y Ezequías oró al SEÑOR, y dijo: (Isaías 37:15)
Has tramado cosa vergonzosa para tu casa, Destruyendo a muchos pueblos, Pecando contra ti mismo. (Habacuc 2:10)
Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que habían mantenido. (Apocalipsis 6:9)
Pero Ezequías no correspondió al bien que había recibido, porque su corazón era orgulloso; por tanto, la ira vino sobre él, sobre Judá y sobre Jerusalén. (2 Crónicas 32:25)
Tal vez escuchen y cada uno se vuelva de su mal camino, y Yo me arrepienta del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus obras.' (Jeremías 26:3)
Así que no contaminarán la tierra en que están; porque la sangre contamina la tierra, y no se puede hacer expiación por la tierra, por la sangre derramada en ella, excepto mediante la sangre del que la derramó. (Números 35:33)
Porque nuestros padres han sido infieles y han hecho lo malo ante los ojos del SEÑOR nuestro Dios, Lo han abandonado, han apartado sus rostros de la morada del SEÑOR y Le han vuelto las espaldas. (2 Crónicas 29:6)
Viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: "Soy inocente de la sangre de este Justo. ¡Allá ustedes!" (Mateo 27:24)
Pero Herodes (Antipas) el tetrarca (de Galilea), siendo reprendido por él por causa de Herodías, mujer de su hermano (Felipe), y por todas las maldades que Herodes había hecho, (Lucas 3:19)
Y el SEÑOR desistió de hacer el daño que había dicho que haría a Su pueblo. (Éxodo 32:14)
Cuando el ángel extendió su mano hacia Jerusalén para destruirla, el SEÑOR se arrepintió del mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: "¡Basta! ¡Detén ahora tu mano!" Y el ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Arauna el Jebuseo. (2 Samuel 24:16)
pero si es de Dios, no podrán destruirlos; no sea que se hallen luchando contra Dios." (Hechos 5:39)