Por tanto, aparta de tu corazón la congoja Y aleja el sufrimiento de tu cuerpo, Porque la juventud y la primavera de la vida son vanidad.
(Eclesiastés 11:10)Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud, Antes que vengan los días malos, Y se acerquen los años en que digas: "No tengo en ellos placer."
(Eclesiastés 12:1)Antes que se oscurezcan el sol y la luz, La luna y las estrellas, Y las nubes vuelvan tras la lluvia;
(Eclesiastés 12:2)El día cuando tiemblen los guardas de la casa Y los fuertes se encorven, Las que muelen estén ociosas porque son pocas, Y se nublen los que miran por las ventanas.
Cuando además se cierren las puertas de la calle Por ser bajo el sonido del molino, Y se levante uno al canto del ave, Y todas las hijas del canto sean abatidas;
(Eclesiastés 12:4)Se temerá a la altura y a los terrores en el camino. Cuando florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto; Porque el hombre va a su morada eterna Mientras los del duelo andan por la calle.
(Eclesiastés 12:5)Acuérdate de El antes que se rompa el hilo de plata, Se quiebre el cuenco de oro, Se rompa el cántaro junto a la fuente, Y se haga pedazos la rueda junto al pozo;
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Eclesiastés 12:3 - Referencia Cruzada
Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían comenzado a oscurecerse y no podía ver bien ),
(1 Samuel 3:2)Los ojos de Israel estaban tan débiles por la vejez que no podía ver. Entonces José se los acercó, y él los besó y los abrazó.
(Génesis 48:10)El debilitó mis fuerzas en el camino; Acortó mis días.
(Salmos 102:23)De nuevo hubo guerra entre los Filisteos e Israel. Descendió David con sus siervos, y mientras peleaban contra los Filisteos, David se cansó.
(2 Samuel 21:15)Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Aún se sentarán ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano por causa de sus muchos días.
(Zacarías 8:4)Y aconteció que siendo ya viejo Isaac, y sus ojos demasiado débiles para ver, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: "Hijo mío." "Aquí estoy," le respondió Esaú.
(Génesis 27:1)Porque por Tu furor han declinado todos nuestros días; Acabamos nuestros años como un suspiro.
(Salmos 90:9)