Nueva Biblia Latinoamericana
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; (Eclesiastés 3:2)
Tiempo de matar, y tiempo de curar; Tiempo de derribar, y tiempo de edificar; (Eclesiastés 3:3)
Tiempo de llorar, y tiempo de reír; Tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar; (Eclesiastés 3:4)
Tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras; Tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo;
Tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; Tiempo de guardar, y tiempo de desechar; (Eclesiastés 3:6)
Tiempo de rasgar, y tiempo de coser; Tiempo de callar, y tiempo de hablar; (Eclesiastés 3:7)
Tiempo de amar, y tiempo de odiar; Tiempo de guerra, y tiempo de paz. (Eclesiastés 3:8)

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Eclesiastés 3:5 - Referencia Cruzada

No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de falta de dominio propio. (1 Corintios 7:5)
Entonces Moisés dijo al pueblo: "Estén preparados para el tercer día. No se acerquen a mujer." (Éxodo 19:15)
Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron. Cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles buenos, hasta dejar en Kir Hareset sólo sus piedras; no obstante, los honderos la rodearon y la destruyeron. (2 Reyes 3:25)
Respondió el sacerdote a David: "No hay pan común a mano, pero hay pan consagrado; siempre que los jóvenes se hayan abstenido de mujer." (1 Samuel 21:4)
Que su izquierda esté bajo mi cabeza Y su derecha me abrace." (Cantares 2:6)
Reúnan al pueblo, santifiquen la asamblea, Congreguen a los ancianos, Reúnan a los pequeños y a los niños de pecho. Salga el novio de su aposento Y la novia de su alcoba. (Joel 2:16)
A la hora de la puesta del sol, Josué dio órdenes y los bajaron de los árboles, y los echaron en la cueva donde se habían escondido, y sobre la boca de la cueva pusieron grandes piedras que permanecen hasta el día de hoy. (Josué 10:27)
Y tomaron a Absalón, lo echaron en una fosa profunda en el bosque y levantaron sobre él un gran montón de piedras. Y todo Israel huyó, cada uno a su tienda. (2 Samuel 18:17)
y ordénenles: 'Tomen doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llévenlas con ustedes y colóquenlas en el lugar donde han de pasar la noche.'" (Josué 4:3)