Busqué al SEÑOR, y El me respondió, Y me libró de todos mis temores. (Salmos 34:4)

Los que a El miraron, fueron iluminados; Sus rostros jamás serán avergonzados. (Salmos 34:5)

Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, Y lo salvó de todas sus angustias. (Salmos 34:6)

El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que Le temen, Y los rescata.

Prueben y vean que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en El se refugia! (Salmos 34:8)

Teman al SEÑOR, ustedes Sus santos, Pues nada les falta a aquéllos que Le temen. (Salmos 34:9)

Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre, Pero los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno. (Salmos 34:10)

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Salmos 34:7 - Referencia Cruzada

Eliseo entonces oró, y dijo: "Oh SEÑOR, Te ruego que abras sus ojos para que vea." Y el SEÑOR abrió los ojos del criado, y miró que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo. (2 Reyes 6:17)

Cuando Jacob siguió su camino, los ángeles de Dios le salieron al encuentro. (Génesis 32:1)

Aconteció que aquella misma noche salió el ángel del SEÑOR e hirió a 185,000 en el campamento de los Asirios. Cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres. (2 Reyes 19:35)

¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación? (Hebreos 1:14)

Pues El dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti, Para que te guarden en todos tus caminos. (Salmos 91:11)

Sucedió que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado. (Lucas 16:22)

Pero Yo acamparé junto a Mi casa como un guardián Para que nadie vaya ni venga, Y no pasará más sobre ellos el opresor, Porque ahora vigilo con Mis ojos. (Zacarías 9:8)

Mi Dios envió Su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente ante El. Y tampoco ante usted, oh rey, he cometido crimen alguno." (Daniel 6:22)

Miren que no desprecien a uno de estos pequeñitos, porque les digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de Mi Padre que está en los cielos. (Mateo 18:10)