Nueva Biblia Latinoamericana
El envió Sus flechas, y los dispersó, Y muchos relámpagos, y los confundió. (Salmos 18:14)
Entonces apareció el lecho de las aguas, Y los cimientos del mundo quedaron al descubierto A Tu reprensión, oh SEÑOR, Al soplo del aliento de Tu nariz. (Salmos 18:15)
Extendió la mano desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas. (Salmos 18:16)
Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio, Pero el SEÑOR fue mi sostén. (Salmos 18:18)
También me sacó a un lugar espacioso; Me rescató, porque se complació en mí. (Salmos 18:19)
El SEÑOR me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la pureza de mis manos me ha recompensado. (Salmos 18:20)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 18:17":

Samuel Acevedo
El gozo del Señor es tu fuerza
Artículo sobre la importancia del gozo del Señor en la vida cristiana y cómo protegerlo y aumentarlo mediante la justicia, la paz y la celebración. Incluye consejos prácticos y un testimonio personal, así como una reflexión sobre el avivamiento en Nehemías 8.


Fabiana Manzewitsch
La obra extraña del Señor
En este artículo se habla sobre la obra extraña de Dios y cómo Él puede llevarnos a situaciones incómodas para obrar en nosotros. Se destacan dos pasajes bíblicos donde se enfatiza la importancia de la adoración y la sensibilidad a los vientos del Espíritu. El predicador anima a la congregación a buscar la presencia de Dios y estar atentos a Sus nuevas estrategias.


Salmos 18:17 - Referencia Cruzada

Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron una delegación tras él, diciendo: 'No queremos que éste reine sobre nosotros.' (Lucas 19:14)
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. (Efesios 6:10)
Oh SEÑOR, ten piedad de mí; Mira mi aflicción por causa de los que me aborrecen, Tú que me levantas de las puertas de la muerte; (Salmos 9:13)
Atiende a mi clamor, Porque estoy muy abatido; Líbrame de los que me persiguen, Porque son más fuertes que yo. (Salmos 142:6)
Mira mis enemigos, que son muchos, Y con odio violento me detestan. (Salmos 25:19)
Pero mis enemigos son vigorosos y fuertes; Muchos son los que sin causa me aborrecen. (Salmos 38:19)
Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me aborrecen; Poderosos son los que quieren destruirme, Sin razón son mis enemigos, Me hacen devolver aquello que no robé. (Salmos 69:4)
Su ira me ha despedazado y me ha perseguido, Contra mí El ha rechinado los dientes; Mi adversario aguza los ojos contra mí. (Job 16:9)
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquél que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, (Hebreos 2:14)
Dirán todos mis huesos: "SEÑOR, ¿quién como Tú, Que libras al afligido de aquél que es más fuerte que él, Sí, al afligido y al necesitado de aquél que lo despoja?" (Salmos 35:10)
David habló las palabras de este cántico al SEÑOR el día que el SEÑOR lo libró de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. (2 Samuel 22:1)
Me libró de mi poderoso enemigo, De los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo. (2 Samuel 22:18)
También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Y destruí a los que me odiaban. (Salmos 18:40)
El SEÑOR está por mí entre los que me ayudan; Por tanto, miraré triunfante sobre los que me aborrecen. (Salmos 118:7)