Pues escribes contra mí cosas amargas, Y me haces responsable de las iniquidades de mi juventud.
(Job 13:26)Pones mis pies en el cepo, Y vigilas todas mis sendas; Pones límite a las plantas de mis pies,
(Job 13:27)Mientras me deshago como cosa podrida, Como vestido comido de polilla.
(Job 13:28)El hombre, nacido de mujer, Corto de días y lleno de tormentos,
Como una flor brota y se marchita, Y como una sombra huye y no permanece.
(Job 14:2)Sobre él ciertamente abres Tus ojos, Y lo traes a juicio contigo.
(Job 14:3)¿Quién hará algo limpio de lo inmundo? ¡Nadie!
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Job 14:1 - Referencia Cruzada
Tú has hecho mis días muy breves, Y mi existencia es como nada delante de Ti; Ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. (Selah)
(Salmos 39:5)Yo nací en iniquidad, Y en pecado me concibió mi madre.
(Salmos 51:5)Pues el hombre nace para la aflicción, Como las chispas vuelan hacia arriba.
(Job 5:7)Porque durante todos sus días su tarea es dolorosa y penosa; ni aun de noche descansa su corazón. También esto es vanidad.
(Eclesiastés 2:23)¿No está el hombre obligado a trabajar sobre la tierra? ¿No son sus días como los días de un jornalero?
(Job 7:1)¿Qué es el hombre para que sea puro, O el nacido de mujer para que sea justo?
(Job 15:14)Mis días pasan más veloces que la lanzadera de telar, Y llegan a su fin sin esperanza.
(Job 7:6)Mis días son más ligeros que un corredor; Huyen, no ven el bien;
(Job 9:25)Entonces Jacob respondió a Faraón: "Los años de mi peregrinación son 130 años; pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han alcanzado a los años que mis padres vivieron en los días de su peregrinación."
(Génesis 47:9)¿Cómo puede un hombre, pues, ser justo con Dios? ¿O cómo puede ser limpio el que nace de mujer?
(Job 25:4)En verdad les digo que entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
(Mateo 11:11)Y aborrecí la vida, porque me era penosa la obra que se hace bajo el sol, pues todo es vanidad y correr tras el viento.
(Eclesiastés 2:17)