Sermon clásico #6060: Somos la sal de la tierra
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En este sermón, el pastor habla sobre la nueva naturaleza que los cristianos reciben cuando aceptan a Jesús como su Salvador. Esta nueva naturaleza les da poder, influencia y gracia. El pastor cita varios pasajes de la Biblia para ilustrar la nueva naturaleza de los cristianos, incluyendo la comparación de Jesús de la iglesia con la sal y la luz del mundo, una semilla de mostaza que crece en un árbol grande y una levadura que hace que la masa se expanda. El pastor alienta a los cristianos a cultivar la conciencia de su nueva naturaleza y a luchar contra las fuerzas que intentan impedirles entrar en ella. Aunque pueden enfrentar pruebas y luchas, si persisten en el nombre del Señor, eventualmente vencerán.
El mundo en el que vivimos es un mundo de conflicto y lucha, y Dios nos llama a ser guerreros y soldados en un ejército en su reino. Debemos persistir en la visión que Dios ha puesto en nuestro corazón, resistir al diablo y seguir tocando la puerta hasta que se abra y llegue la bendición a nuestra vida. La iglesia cristiana fue llamada a establecer el dominio de Dios sobre la tierra, conquistar, negociar y establecer su influencia con poder y sabiduría en la cultura, política y sociedad. Sin embargo, la iglesia se corrompió al enamorarse del poder y la soberbia, y perdió su verdadera naturaleza. Cuando nos movemos en el poder de Dios, somos irresistibles y nadie nos puede ganar.
El autor habla de la importancia de la iglesia como agente preservador y de su papel en la sociedad. La iglesia debe ser como la sal, que preserva y detiene el proceso natural de deterioro en la cultura y en la humanidad. La iglesia ha mantenido la cultura y el conocimiento en la historia y ha sido fundamental en el avance científico en Occidente. Sin embargo, muchas veces las iglesias se enamoran de su prosperidad y se quedan estancadas, cuando en realidad deben seguir buscando áreas nuevas de conquista y enfrentar nuevos retos. El autor anima a no temer a los gigantes que puedan surgir, ya que el Señor está con nosotros.
El pastor no cree que la iglesia haya venido a Boston a padecer, sino a disfrutar y conquistar en el nombre de Jesús. Él ha visto el poder de Dios en acción en la comunidad, con la desaparición de drogadictos y prostitutas en un callejón cercano. El diablo solo respeta al que lo mira a los ojos, por lo que no debemos tener miedo. En Cristo hay victoria, poder y triunfo, y los problemas son simplemente peldaños para llegar más cerca a la presencia de Dios. Como hijos del Rey, debemos vivir como agentes de luz, gracia, vida y bendición.Vamos a ir a Lucas13, vamos a leer dos pasajes: Mateo 5:16 y Lucas 13, versículos 18 al 21. Allí dice la palabra del Señor en Mateo capítulo 5, versículo 13: “Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? No sirve más para nada sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder, ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud sino se pone sobre el candelero y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Lucas capítulo 13 versículos 18 al 21: “Y dijo ¿a qué es semejante el reino de Dios? Y ¿con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto y creció y se hizo árbol grande y las aves del cielo anidaron en sus ramas”. Y volvió a decir: “¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo hubo fermentado”.