Dios no bendice lo que Él no ha iniciado
Faustino de Jesús Zamora VargasDios no necesita hombres que se desgasten por Él, sino hijos íntegros y con carácter que expresen y modelen la vida y unción de su Hijo Jesús con todo su ser. No hay nada que podamos hacer por y para Dios que llegue a satisfacer nuestras propias expectativas de servirle. Nunca estaremos satisfechos totalmente y queremos hacer más y más y más hasta caer en la vorágine de un estilo de vida que busca agradarle a Dios, pero se centra inconscientemente en la auto-realización y llega a fatigarnos. Si la salvación es por fe y caminamos en fe, ¿por qué nos afanamos en hacer obras en vez de permanecer en Cristo confiando en su poder y deidad y permitiendo que Él cumpla su función de pastorear nuestras vidas?
Hace pocos años leí una cita encantadora. Un autor cristiano bien conocido expresaba en uno de sus escritos: es bueno gastarse para Dios. Me pareció fenomenal la expresión y hasta me apropié de ella. Admito, no con poca vergüenza, que estoy en el bando de los criticados por querer hacer demasiadas cosas para Dios. No soy, sin embargo, de los que ha descuidado las áreas espirituales que me llevan a una relación más íntima con Él, pero en mi buen ánimo de servirle, tal vez he sido inconsistente en lo que realmente permanece: estar a los pies de Él y permitir en la quietud del corazón que ministre mi espíritu con su dulce voz y confiar que Él va a hacer las cosas. ¿Se acuerdan de las actitudes de Marta y de María cuando Jesús les visitó en su casa en Betania? Marta afanada y turbada sirviéndole al Señor y María deleitándose con la Palabra de Dios sentada a sus pies. La historia completa está en Lucas 10: 40-42 y deberíamos de releerla de vez en cuando. Te invito a que lo hagas ahora y dejes que Dios hable a tu corazón y te sea revelada esta increíble verdad espiritual.
Los acomodos de la cultura occidental afanada en la búsqueda del éxito y la realización personal se nos han colado también en la iglesia de Cristo y a menudo, sin darnos cuenta, nos vemos envueltos en un permanente obrar como si en ello nos fuera la pérdida de la nueva vida en Cristo ganada sacrificialmente en la cruz. Esta meditación NO sugiere que sirvamos menos y oremos más, sino buscar cada día más a Dios para que nuestras buenas obras nazcan en Su corazón y no en el nuestro. Un conocido teólogo afirmó con acierto: "Dios no bendice lo que Él no ha iniciado". Es Él la fuente que despierta en sus hijos tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. Sí sugiere - y ahora también me estoy auto-ministrando- que tengamos en cuenta la invitación del Señor a permanecer en Él porque separados de Él nada es posible hacer. La clave está en permanecer en Su esencia, y así nuestras buenas obras no serán resultado de nuestro puro y sincero afán de servirle, del deseo de autorrealización en la vida cristiana, sino de la deliciosa impronta de su presencia en nuestro interior, de la unidad monolítica que formamos en Él, del llamado inconfundible de su dulce amor.
Busquemos nuevos tiempos de refrigerio espiritual en compañía del eterno Redentor, Jesucristo nuestro Señor. No hay delicia mayor que descansar a sus pies; el lugar que Él prefiere que escojamos para adquirir de primera mano la buena parte que nunca nos será quitada.
¡Dios te bendiga!