Y él respondió: "Si el SEÑOR no te ayuda, ¿de dónde te podré ayudar? ¿De la era o del lagar?"
(2 Reyes 6:27)Y el rey le dijo: "¿Qué te pasa?" Y ella respondió: "Esta mujer me dijo: 'Da tu hijo para que lo comamos hoy, y mi hijo lo comeremos mañana.'
(2 Reyes 6:28)Así que cocimos a mi hijo y nos lo comimos; y al día siguiente, le dije a ella: 'Da tu hijo, para que lo comamos'; pero ella ha escondido a su hijo."
(2 Reyes 6:29)Cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestidos y como él pasaba por la muralla, la gente miró, y vio que interiormente, llevaba cilicio sobre su cuerpo.
Entonces él dijo: "Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene sobre sus hombros hoy."
(2 Reyes 6:31)Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. El rey envió a un hombre de los que estaban en su presencia; pero antes de que el mensajero llegara a Eliseo, éste dijo a los ancianos: "¿Ven cómo este hijo de asesino ha enviado a cortarme la cabeza? Miren, cuando el mensajero llegue, cierren la puerta y manténganla cerrada contra él. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su señor?"
(2 Reyes 6:32)Todavía estaba hablando con ellos, cuando el mensajero descendió a él, y le dijo: "Mira, este mal viene del SEÑOR; ¿por qué he de esperar más en el SEÑOR?"
(2 Reyes 6:33)Otras publicaciones relacionadas con "2 Reyes 6:30":
2 Reyes 6:30 - Referencia Cruzada
¿Es ése el ayuno que Yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso para que incline su cabeza como un junco, Y para que se acueste en cilicio y ceniza? ¿Llamarán a esto ayuno y día acepto al SEÑOR?
(Isaías 58:5)Cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, puso cilicio sobre sí y ayunó, se acostó con el cilicio y andaba abatido.
(1 Reyes 21:27)Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos, y dijo: "¿Acaso soy yo Dios, para dar muerte y para dar vida, para que éste me mande a decir que cure a un hombre de su lepra? Consideren ahora esto y vean cómo busca pleito conmigo."
(2 Reyes 5:7)Cuando el rey Ezequías oyó esto rasgó sus vestidos, se cubrió de cilicio y entró en la casa del SEÑOR.
(2 Reyes 19:1)