Nueva Biblia Latinoamericana
y dijo a su padre: "¡Ay, mi cabeza, mi cabeza!" Y el padre dijo a un criado: "Llévalo a su madre." (2 Reyes 4:19)
Y tomándolo, el criado lo llevó a su madre, y el niño estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. (2 Reyes 4:20)
Entonces ella subió y lo puso sobre la cama del hombre de Dios, cerró la puerta, y salió. (2 Reyes 4:21)
Luego llamó a su marido y le dijo: "Te ruego que me envíes uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese."
Y él dijo: "¿Por qué vas hoy a él? No es luna nueva ni día de reposo." Y ella respondió: "Quédate en paz." (2 Reyes 4:23)
Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: "Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga." (2 Reyes 4:24)
Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el Monte Carmelo. Cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: "Mira, allá viene la Sunamita. (2 Reyes 4:25)

Otras publicaciones relacionadas con "2 Reyes 4:22":

Dr. Roberto Miranda
Vivir en tiempos de normalidad
En este sermón, el pastor habla sobre la historia de la Sunamita y la importancia de buscar a Dios con pasión y persistencia, así como de bendecir y apoyar a la iglesia. También se centra en el liderazgo espiritual de los hombres y la generosidad en la iglesia, y destaca la bendición que viene al preferir a Dios sobre todas las cosas.


Dr. Roberto Miranda
Tenemos que cuidar las grandes visiones
Meditación sobre el capítulo 4 de 2 Reyes y el diálogo entre la sunamita y su esposo, destacando la importancia de reservar las grandes visiones para compartir con personas que puedan apoyarnos y fortalecernos.


2 Reyes 4:22 - Referencia Cruzada

Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: "Señor, el que Tú amas está enfermo." (Juan 11:3)
Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al oír que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: "No tarde usted en venir a nosotros." (Hechos 9:38)
Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: '¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?'" Y ella respondió: "Estamos bien." (2 Reyes 4:26)
Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: "Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga." (2 Reyes 4:24)