Nueva Biblia Latinoamericana
Tu plata y tu oro son míos; míos son también tus mujeres y tus hijos más hermosos.'" (1 Reyes 20:3)
El rey de Israel le respondió: "Sea conforme a tu palabra, oh rey, señor mío; tuyo soy yo y todo lo que tengo." (1 Reyes 20:4)
Después volvieron los mensajeros y dijeron: "Así dice Ben Adad: 'Por cierto que envié a decirte: "Me darás tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos." (1 Reyes 20:5)
Pero mañana como a esta hora te enviaré mis siervos, y registrarán tu casa y las casas de tus siervos; y todo lo que sea agradable a tus ojos lo tomarán en su mano y se lo llevarán.'"
El rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: "Miren cómo éste sólo busca hacer daño; pues él envió a pedir me mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, y no se los negué." (1 Reyes 20:7)
Y todos los ancianos y todo el pueblo le dijeron: "No escuche ni consienta." (1 Reyes 20:8)
Entonces él respondió a los mensajeros de Ben Adad: "Digan a mi señor el rey: 'Haré todo lo que mandaste a tu siervo la primera vez, pero esto otro no lo puedo hacer.'" Se fueron los mensajeros y le llevaron la respuesta. (1 Reyes 20:9)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Reyes 20:6":

Dr. Roberto Miranda
Guerra Espiritual (Parte 2)
Este artículo habla sobre la importancia de estar alerta y preparados en la guerra espiritual contra el enemigo, rodearnos de gente sabia y madura en el Espíritu Santo para recibir consejo y discernimiento en nuestras decisiones, y ser temerosos de Dios y obedientes a su voluntad. También se menciona la importancia de discernir cuándo es tiempo de perdonar y cuándo es tiempo de actuar con violencia, y se pide a la iglesia que declare la palabra de Dios en seriedad y rectitud.


Dr. Roberto Miranda
Guerra espiritual
En este artículo se habla sobre la guerra espiritual y la importancia de mantenerse sobrios y vigilantes en la vida espiritual. Se enfatiza la necesidad de conocer los principios de la palabra de Dios para poder defenderse del enemigo y mantenerse fuertes en la fe. También se menciona la importancia de resistir al enemigo y no dejar que entre en la vida, y cómo el poder de Dios está en nosotros para contrarrestar el poder del diablo.


1 Reyes 20:6 - Referencia Cruzada

también veinte tazas de oro que pesaban 8.5 kilos (mil dáricos), y dos utensilios de fino y reluciente bronce, valiosos como el oro. (Esdras 8:27)
En toda la tierra de Israel no podía hallarse ningún herrero, pues los Filisteos decían: "No sea que los Hebreos hagan espadas o lanzas." (1 Samuel 13:19)
Por cuanto han tomado Mi plata y Mi oro, y se han llevado Mis valiosos tesoros a sus templos, (Joel 3:5)
Entonces Rebeca tomó las mejores vestiduras de Esaú, su hijo mayor, que ella tenía en la casa, y vistió a Jacob, su hijo menor. (Génesis 27:15)
Todos los que dan forma a un ídolo son nada, y sus cosas más preciadas de nada sirven. Aun sus propios testigos no ven ni entienden, por eso serán avergonzados. (Isaías 44:9)
Den gemidos, pastores, y clamen; Revuélquense en ceniza , mayorales del rebaño; Porque se han cumplido los días de su matanza y de su dispersión, Y caerán como vaso escogido. (Jeremías 25:34)
David respondió a Gad: "Estoy muy angustiado. Te ruego que nos dejes caer en manos del SEÑOR porque grandes son Sus misericordias, pero no caiga yo en manos de hombre." (2 Samuel 24:14)
El adversario ha extendido su mano A todos sus tesoros; Ciertamente ella ha visto a las naciones entrar en su santuario, A las que Tú ordenaste Que no entraran en Tu congregación. (Lamentaciones 1:10)
Aunque él florezca entre los juncos, Vendrá el viento solano (del este), Viento del SEÑOR que sube del desierto, Su fuente se secará Y su manantial se agotará; Despojará su tesoro de todos los objetos preciosos. (Oseas 13:15)
No escuchen a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: "Hagan la paz conmigo y salgan a mí, y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y beba cada cual de las aguas de su cisterna, (2 Reyes 18:31)
Jerusalén recuerda en los días de su aflicción y de su vagar Todos sus tesoros Que existían desde los tiempos antiguos, Cuando su pueblo cayó en mano del adversario Sin que nadie la ayudara. Al verla sus adversarios, Se burlaron de su ruina. (Lamentaciones 1:7)