Nueva Biblia Latinoamericana
Pregunta a tus criados, y ellos te lo dirán. Por tanto, permite que mis criados hallen gracia ante tus ojos, porque hemos llegado en un día de fiesta. Te ruego que de lo que tengas a mano, des a tus siervos y a tu hijo David.'" (1 Samuel 25:8)
Cuando llegaron los jóvenes de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David; entonces esperaron. (1 Samuel 25:9)
Pero Nabal respondió a los siervos de David: "¿Quién es David y quién es el hijo de Isaí? Hay muchos siervos hoy día que huyen de su señor. (1 Samuel 25:10)
¿He de tomar mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y he de dárselos a hombres cuyo origen no conozco?"
Entonces los jóvenes de David se volvieron por su camino, y regresaron; y llegaron y le comunicaron todas estas palabras. (1 Samuel 25:12)
Y David dijo a sus hombres: "Cíñase cada uno su espada." Y cada hombre se la ciñó. David también se ciñó la suya, y unos 400 hombres subieron tras David, mientras que otros 200 se quedaron cuidando el equipaje. (1 Samuel 25:13)
Pero uno de los criados avisó a Abigail, mujer de Nabal: "David envió mensajeros desde el desierto a saludar a nuestro señor, pero él los ha tratado mal. (1 Samuel 25:14)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Samuel 25:11":

Sorines López
Presentación Mujeres Edificando Destinos 10 de abril 2010: Siete acciones de una mujer sabia
En este artículo se habla sobre la historia de Abigail en la Biblia y las acciones sabias que tomó en su vida, y cómo las mujeres pueden confiar en la sabiduría de Dios y actuar con fe y valentía en cada situación.


Omar Soto
La oración que nutre nuestra confianza en Dios
El pastor habla sobre la importancia de la oración y cómo debemos mantener nuestra confianza en Dios, incluso cuando nuestras peticiones parecen no ser respondidas. Él alienta a reevaluar nuestras oraciones y preguntar a Dios qué quiere que hagamos en lugar de lamentarnos.


1 Samuel 25:11 - Referencia Cruzada

Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés, pero en cuanto a Este, no sabemos de dónde es." (Juan 9:29)
No sea que digas en tu corazón: 'Mi poder y la fuerza de mi mano me han producido esta riqueza.' (Deuteronomio 8:17)
Somos tratados como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero vivimos; como castigados, pero no condenados a muerte; (2 Corintios 6:9)
Los ojos se les saltan de gordura; Se desborda su corazón con sus antojos. (Salmos 73:7)
Echa tu pan sobre las aguas, Que después de muchos días lo hallarás. (Eclesiastés 11:1)
Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones (sin quejas). (1 Pedro 4:9)
Como dice el proverbio de los antiguos: 'De los malos procede la maldad,' pero mi mano no será contra usted. (1 Samuel 24:13)
El hombre se llamaba Nabal, y su mujer se llamaba Abigail. Y la mujer era inteligente y de hermosa apariencia, pero el hombre era áspero y malo en sus tratos, y era Calebita. (1 Samuel 25:3)
O si he comido mi bocado solo, Y el huérfano no ha comido de él (Job 31:17)
Pero los jefes de Sucot dijeron: "¿Están ya las manos de Zeba y Zalmuna en tu poder para que demos pan a tu ejército?" (Jueces 8:6)
Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe. (Gálatas 6:10)
Pero uno de los criados avisó a Abigail, mujer de Nabal: "David envió mensajeros desde el desierto a saludar a nuestro señor, pero él los ha tratado mal. (1 Samuel 25:14)