Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces Samuel habló a toda la casa de Israel: "Si es que ustedes se vuelven al SEÑOR con todo su corazón, entonces quiten de entre ustedes los dioses extranjeros y a Astarot, y dirijan su corazón al SEÑOR, y sírvanle sólo a El; y El los librará de la mano de los Filisteos." (1 Samuel 7:3)
Los Israelitas quitaron a los Baales y a Astarot, y sirvieron sólo al SEÑOR. (1 Samuel 7:4)
Y Samuel dijo: "Reúnan en Mizpa a todo Israel, y yo oraré al SEÑOR por ustedes." (1 Samuel 7:5)
Se reunieron los Israelitas en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante del SEÑOR, ayunaron aquel día y dijeron allí: "Hemos pecado contra el SEÑOR." Y Samuel juzgó a los Israelitas en Mizpa.
Cuando los Filisteos oyeron que los Israelitas se habían reunido en Mizpa, los príncipes de los Filisteos subieron contra Israel. Cuando oyeron esto los Israelitas, tuvieron temor de los Filisteos. (1 Samuel 7:7)
Entonces los Israelitas dijeron a Samuel: "No dejes de clamar al SEÑOR nuestro Dios por nosotros, para que El nos libre de la mano de los Filisteos." (1 Samuel 7:8)
Tomó Samuel un cordero de leche y lo ofreció como completo holocausto al SEÑOR; y clamó Samuel al SEÑOR por Israel y el SEÑOR le respondió. (1 Samuel 7:9)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Samuel 7:6":

Dr. Roberto Miranda
Nuestra fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida
Consejos sobre cómo la fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestras creencias hasta nuestras decisiones públicas y políticas. Al renunciar al pecado y vivir según los principios espirituales, podemos recibir la bendición de Dios.


Isaías Rivera
El poder sagrado de un corazón
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de escuchar la voz de Dios y cómo el personaje bíblico Samuel aprendió a hacerlo. El pastor reta a la congregación a dedicar una semana de oración y ayuno para escuchar la voz de Dios y descubrir su plan para sus vidas.


1 Samuel 7:6 - Referencia Cruzada

Yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte? Mi mano pongo sobre la boca. (Job 40:4)
Pero a la hora de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi humillación con mi vestido y mi manto rasgados, y caí de rodillas y extendí mis manos al SEÑOR mi Dios; (Esdras 9:5)
Quién me diera que mi cabeza se hiciera agua, Y mis ojos fuente de lágrimas, Para que yo llorara día y noche Por los muertos de la hija de mi pueblo. (Jeremías 9:1)
si recapacitan en la tierra adonde hayan sido llevados cautivos, y se arrepienten y Te hacen súplica en la tierra de los que los llevaron cautivos, diciendo: 'Hemos pecado y hemos cometido iniquidad, hemos obrado perversamente,' (1 Reyes 8:47)
Ríos de lágrimas vierten mis ojos, Porque ellos no guardan Tu ley. (Salmos 119:136)
Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimieron; Pero en el tiempo de su angustia clamaron a Ti, Y Tú escuchaste desde el cielo, y conforme a Tu gran compasión Les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresores. (Nehemías 9:27)
Mis ojos fluyen sin cesar, Ya que no hay descanso (Lamentaciones 3:49)
El corazón de ellos clamó al Señor: "Muralla de la hija de Sion, Corran tus lágrimas como un río día y noche, No te des reposo, No tengan descanso tus ojos. (Lamentaciones 2:18)
Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al SEÑOR, y proclamó ayuno en todo Judá. (2 Crónicas 20:3)
El día veinticuatro de ese mes se congregaron los Israelitas en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí. (Nehemías 9:1)
¿Los juzgarás? ¿Los juzgarás, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres. (Ezequiel 20:4)
Confíen en El en todo tiempo, Oh pueblo; derramen su corazón delante de El; Dios es nuestro refugio. (Selah) (Salmos 62:8)
Porque después que me aparté, me arrepentí, Y después que comprendí, me di golpes en el muslo; Me avergoncé y también me humillé, Porque llevaba el oprobio de mi juventud.' (Jeremías 31:19)
Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche, Mientras me dicen todo el día: "¿Dónde está tu Dios?" (Salmos 42:3)
Pero Ana respondió: "No, señor mío, soy una mujer angustiada en espíritu. No he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante del SEÑOR. (1 Samuel 1:15)
Aun ahora," declara el SEÑOR "vuelvan a Mí de todo corazón, Con ayuno, llanto y lamento. (Joel 2:12)
Si confiesan su iniquidad y la iniquidad de sus antepasados, por las infidelidades que cometieron contra Mí, y también porque procedieron con hostilidad contra Mí, (Levítico 26:40)
Nada hay sano en mi carne a causa de Tu indignación; En mis huesos no hay salud a causa de mi pecado. (Salmos 38:3)
Mis ojos se consumen por las lágrimas, Hierven mis entrañas; Mi hiel se derrama por tierra, A causa de la destrucción de la hija de mi pueblo (Jerusalén), Cuando niños y lactantes desfallecen En las calles de la ciudad. (Lamentaciones 2:11)
La palabra del SEÑOR vino por segunda vez a Jonás: (Jonás 3:1)
Entonces los Israelitas clamaron al SEÑOR: "Hemos pecado contra Ti, porque ciertamente hemos abandonado a nuestro Dios y hemos servido a los Baales." (Jueces 10:10)
Mis amigos son mis escarnecedores; Mis ojos lloran a Dios. (Job 16:20)
Entonces proclamé allí, junto al río Ahava, un ayuno para que nos humilláramos delante de nuestro Dios a fin de implorar de El un viaje feliz para nosotros, para nuestros pequeños y para todas nuestras posesiones. (Esdras 8:21)
Cantará él a los hombres y dirá: 'He pecado y pervertido lo que es justo, Y no es apropiado para mí. (Job 33:27)
Nosotros hemos pecado como nuestros padres, Hemos hecho iniquidad, nos hemos conducido impíamente. (Salmos 106:6)
Cansado estoy de mis gemidos; Todas las noches inundo de llanto mi lecho, Con mis lágrimas riego mi cama. (Salmos 6:6)
Pues ciertamente moriremos; somos como el agua derramada en tierra que no se vuelve a recoger. Pero Dios no quita la vida, sino designa medios para que el desterrado no sea alejado de él. (2 Samuel 14:14)
Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarlo en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza. (Daniel 9:3)
Y vino sobre él el Espíritu del SEÑOR, y juzgó a Israel. Cuando salió a la guerra, el SEÑOR entregó en su mano a Cusán Risataim, rey de Mesopotamia, y su poder prevaleció sobre Cusán Risataim. (Jueces 3:10)
Por eso me retracto, Y me arrepiento en polvo y ceniza." (Job 42:6)
Sólo reconoce tu iniquidad, Pues contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, Has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso, Y no has obedecido Mi voz,' declara el SEÑOR. (Jeremías 3:13)
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; (Lucas 15:18)