Nueva Biblia Latinoamericana
El pueblo salió y trajeron las ramas y se hicieron tabernáculos, cada uno en su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la Puerta de las Aguas y en la plaza de la Puerta de Efraín. (Nehemías 8:16)
Toda la asamblea de los que habían regresado de la cautividad hicieron tabernáculos y habitaron en ellos. Los Israelitas ciertamente no habían hecho de esta manera desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel día. Y hubo gran regocijo. (Nehemías 8:17)
Esdras leyó del Libro de la Ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último día. Celebraron la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne según lo establecido. (Nehemías 8:18)
El día veinticuatro de ese mes se congregaron los Israelitas en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí.
Y los descendientes de Israel se separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres. (Nehemías 9:2)
Puestos de pie, cada uno en su lugar, una cuarta parte del día estuvieron leyendo en el Libro de la Ley del SEÑOR su Dios, y otra cuarta parte, estuvieron confesando y adorando al SEÑOR su Dios. (Nehemías 9:3)
Y sobre el estrado de los Levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en alta voz al SEÑOR su Dios. (Nehemías 9:4)

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Nehemías 9:1 - Referencia Cruzada

Entonces Josué rasgó sus vestidos y postró su rostro en tierra delante del arca del SEÑOR hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. (Josué 7:6)
El día quince del mes séptimo, cuando hayan recogido el fruto de la tierra, celebrarán la fiesta del SEÑOR por siete días, con reposo en el primer día y reposo en el octavo día. (Levítico 23:39)
Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo reconocieron, levantaron sus voces y lloraron. Cada uno de ellos rasgó su manto y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas. (Job 2:12)
Y un hombre de Benjamín corrió del campo de batalla, y llegó aquel mismo día a Silo, con sus vestidos rotos y polvo sobre su cabeza. (1 Samuel 4:12)
Todos los Israelitas y todo el pueblo subieron y vinieron a Betel y lloraron; y permanecieron allí delante del SEÑOR y ayunaron ese día hasta la noche. Y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante del SEÑOR. (Jueces 20:26)
Entonces el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimo. (Nehemías 8:2)
Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: "Aparten a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado." (Hechos 13:2)
Toquen trompeta en Sion, Promulguen ayuno, convoquen asamblea. (Joel 2:15)
Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al SEÑOR, y proclamó ayuno en todo Judá. (2 Crónicas 20:3)
En cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los Judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento. Muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza. (Ester 4:3)
Entonces los habitantes de Nínive creyeron en Dios, y proclamaron ayuno y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. (Jonás 3:5)
Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y El escuchó nuestra súplica. (Esdras 8:23)
Entonces, el día veintitrés del mes séptimo, Salomón envió al pueblo a sus tiendas, gozosos y alegres de corazón por el bien que el SEÑOR había mostrado a David, a Salomón y a Su pueblo Israel. (2 Crónicas 7:10)
Di a los Israelitas: 'El día quince de este séptimo mes es la Fiesta de los Tabernáculos (de las Enramadas); se celebrará al SEÑOR por siete días. (Levítico 23:34)
Ve, reúne a todos los Judíos que se encuentran en Susa y ayunen por mí; no coman ni beban por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco." (Ester 4:16)
Por eso aquel día, el Señor, DIOS de los ejércitos, los llamó a llanto y a lamento, A raparse la cabeza y a vestirse de cilicio. (Isaías 22:12)
Cíñanse de cilicio , Y laméntense, sacerdotes; Giman, ministros del altar. Vengan, pasen la noche ceñidos de cilicio, Ministros de mi Dios, Porque sin ofrenda de cereal y sin libación Ha quedado la casa de su Dios. (Joel 1:13)
Al tercer día, un hombre llegó del campamento de Saúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre su cabeza. Al llegar ante David, se inclinó a tierra y se postró. (2 Samuel 1:2)