Nueva Biblia Latinoamericana
El sacerdote mirará la infección en la piel del cuerpo; y si el pelo en la infección se ha vuelto blanco, y la infección parece más profunda que la piel de su cuerpo, es una infección de lepra; cuando el sacerdote lo haya examinado lo declarará inmundo. (Levítico 13:3)
Pero si la mancha lustrosa es blanca en la piel de su cuerpo, y no parece ser más profunda que la piel, y el pelo en ella no se ha vuelto blanco, entonces el sacerdote aislará por siete días al que tiene la infección. (Levítico 13:4)
Al séptimo día el sacerdote lo examinará, y si en su parecer la infección no ha cambiado, y si la infección no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo aislará por otros siete días. (Levítico 13:5)
El sacerdote lo examinará de nuevo al séptimo día; y si la infección ha oscurecido, y la infección no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio; es sólo una postilla. La persona lavará sus vestidos y quedará limpia.
Pero si la postilla se extiende en la piel después que él se haya mostrado al sacerdote para su purificación, volverá a presentarse al sacerdote. (Levítico 13:7)
Y el sacerdote lo examinará, y si la postilla se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará inmundo; es lepra. (Levítico 13:8)
Cuando haya infección de lepra en un hombre, será traído al sacerdote. (Levítico 13:9)

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Levítico 13:6 - Referencia Cruzada

En forma pervertida se han portado con El. No son Sus hijos, debido a los defectos de ellos; Son una generación perversa y torcida. (Deuteronomio 32:5)
El que ha de ser purificado lavará su ropa, se rasurará todo el cabello, se bañará en agua y quedará limpio. Después podrá entrar al campamento, pero por siete días permanecerá fuera de su tienda. (Levítico 14:8)
Y el que coma parte de su cadáver lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer; y el que levante el cadáver lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer. (Levítico 11:40)
Porque todos fallamos (ofendemos) de muchas maneras. Si alguien no falla en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. (Santiago 3:2)
escucha desde los cielos su oración y su súplica, y hazles justicia. (1 Reyes 8:45)
¿Quién puede decir: "Yo he limpiado mi corazón, Limpio estoy de mi pecado"? (Proverbios 20:9)
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra Que haga el bien y nunca peque. (Eclesiastés 7:20)
ya que tienen que ver sólo con comidas y bebidas, y diversos lavamientos, ordenanzas para el cuerpo impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas . (Hebreos 9:10)
acerquémonos con corazón sincero (verdadero), en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura. (Hebreos 10:22)
y el que levante sus cadáveres lavará sus ropas y quedará inmundo hasta el atardecer; les son inmundos. (Levítico 11:28)
¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos. (Salmos 19:12)
toda oración o toda súplica que sea hecha por cualquier hombre o por todo Tu pueblo Israel, conociendo cada cual la aflicción de su corazón, y extendiendo sus manos hacia esta casa; (1 Reyes 8:38)
Pero si andamos en la Luz, como El está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:7)
No quebrará la caña cascada, Ni apagará la mecha que casi no arde; Con fidelidad traerá justicia. (Isaías 42:3)
Acepten al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones. (Romanos 14:1)
Tengan misericordia de algunos que dudan. (Judas 1:22)
y todo el que levante parte de sus cadáveres lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer. (Levítico 11:25)
Cuando alguien tenga en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca lustrosa, y se convierta en infección de lepra en la piel de su cuerpo, será traído al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. (Levítico 13:2)
El se deleitará en el temor del SEÑOR, Y no juzgará por lo que vean Sus ojos, Ni sentenciará por lo que oigan Sus oídos; (Isaías 11:3)
¡Jamás me lavarás los pies!" Le dijo Pedro. "Si no te lavo, no tienes parte conmigo," le respondió Jesús. (Juan 13:8)
Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (2 Corintios 7:1)