Nueva Biblia Latinoamericana
Pues nuestra exhortación no procede de error ni de impureza ni es con engaño, (1 Tesalonicenses 2:3)
sino que así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones. (1 Tesalonicenses 2:4)
Porque como saben, nunca fuimos a ustedes con palabras lisonjeras, ni con pretexto para sacar provecho. Dios es testigo. (1 Tesalonicenses 2:5)
Tampoco buscamos gloria de los hombres, ni de ustedes ni de otros, aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido imponer nuestra autoridad.
Más bien demostramos ser benignos entre ustedes, como una madre que cría con ternura a sus propios hijos. (1 Tesalonicenses 2:7)
Teniendo así un gran afecto por ustedes, nos hemos complacido en impartirles no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, pues llegaron a ser muy amados para nosotros. (1 Tesalonicenses 2:8)
Porque recuerdan, hermanos, nuestros trabajos y fatigas, cómo, trabajando de día y de noche para no ser carga a ninguno de ustedes, les proclamamos el evangelio de Dios. (1 Tesalonicenses 2:9)

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1 Tesalonicenses 2:6 - Referencia Cruzada

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos de ustedes por amor de Jesús. (2 Corintios 4:5)
Por lo cual, aunque tengo mucha libertad (confianza) en Cristo para mandarte hacer lo que conviene, (Filemón 1:8)
Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:10)
No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. (Gálatas 5:26)
Y él les mostró las riquezas de la gloria de su reino y el magnífico esplendor de su majestad durante muchos días, 180 días. (Ester 1:4)
No es bueno comer mucha miel, Ni el buscar la propia gloria es gloria. (Proverbios 25:27)
Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya Judíos o Griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber del mismo Espíritu. (1 Corintios 12:13)
¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber? (1 Corintios 9:4)
Porque ahora sí que vivimos, si ustedes están firmes en el Señor. (1 Tesalonicenses 3:8)
Si otros tienen este derecho sobre ustedes, ¿no lo tenemos aún más nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para no causar estorbo al evangelio de Cristo. (1 Corintios 9:12)
El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero Aquél que busca la gloria del que Lo envió, El es verdadero y no hay injusticia en El. (Juan 7:18)
¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? (1 Corintios 9:1)
el rey reflexionó, y dijo: "¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?" (Daniel 4:30)
En verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. (1 Corintios 11:9)
Porque ni aun los mismos que son circuncidados guardan la Ley, pero ellos desean hacerlos circuncidar para gloriarse en la carne de ustedes. (Gálatas 6:13)
Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. (1 Timoteo 5:17)
Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios. (Juan 12:43)
Porque ellos dicen: "Sus cartas son severas (pesadas) y duras, pero la presencia física es poco impresionante, y la manera de hablar despreciable." (2 Corintios 10:10)
Yo mismo, Pablo, les ruego por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo, que soy humilde cuando estoy delante de ustedes, pero osado para con ustedes cuando estoy ausente, (2 Corintios 10:1)
¿Cómo pueden creer, cuando reciben gloria (honor) los unos de los otros, y no buscan la gloria que viene del Dios único? (Juan 5:44)
Por esta razón les escribo estas cosas estando ausente, a fin de que cuando esté presente no tenga que usar de severidad según la autoridad que el Señor me dio para edificación y no para destrucción. (2 Corintios 13:10)
Porque recuerdan, hermanos, nuestros trabajos y fatigas, cómo, trabajando de día y de noche para no ser carga a ninguno de ustedes, les proclamamos el evangelio de Dios. (1 Tesalonicenses 2:9)
Entonces Amán les contó la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, y todas las ocasiones en que el rey lo había engrandecido, y cómo lo había exaltado sobre los príncipes y siervos del rey. (Ester 5:11)
Yo no recibo (no acepto) gloria de los hombres; (Juan 5:41)