Nueva Biblia Latinoamericana
Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. (Romanos 7:20)
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí. (Romanos 7:21)
Porque en el hombre interior me deleito con la Ley de Dios, (Romanos 7:22)
pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? (Romanos 7:24)
Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado. (Romanos 7:25)
Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. (Romanos 8:1)

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Romanos 7:23 - Referencia Cruzada

Porque todavía, en su lucha contra el pecado, ustedes no han resistido hasta el punto de derramar sangre. (Hebreos 12:4)
Debe reprender tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, (2 Timoteo 2:25)
ni presenten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia. (Romanos 6:13)
Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la Ley, actuaban en los miembros de nuestro cuerpo a fin de llevar fruto para muerte. (Romanos 7:5)
Hablo en términos humanos, por causa de la debilidad de su carne. Porque de la manera que ustedes presentaron sus miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presenten sus miembros como esclavos a la justicia, para santificación. (Romanos 6:19)
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra Que haga el bien y nunca peque. (Eclesiastés 7:20)
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí. (Romanos 7:21)
Saca mi alma de la prisión, Para que yo dé gracias a Tu nombre; Los justos me rodearán, Porque Tú me colmarás de bendiciones." (Salmos 142:7)
Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado. (Romanos 7:25)
Amados, les ruego como a extranjeros y peregrinos, que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra el alma. (1 Pedro 2:11)
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:2)
Porque todos fallamos (ofendemos) de muchas maneras. Si alguien no falla en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. (Santiago 3:2)
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen. (Gálatas 5:17)
Porque sabemos que la Ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado. (Romanos 7:14)
¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? (Santiago 4:1)
Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad. (1 Timoteo 6:11)