Nueva Biblia Latinoamericana
siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a ustedes. (Romanos 1:10)
Porque anhelo verlos para impartirles algún don espiritual, a fin de que sean confirmados; (Romanos 1:11)
es decir, para que cuando esté entre ustedes nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía. (Romanos 1:12)
Y no quiero que ignoren, hermanos, que con frecuencia he hecho planes para ir a visitarlos, pero hasta ahora me he visto impedido, a fin de obtener algún fruto también entre ustedes, así como entre los demás Gentiles.
Tengo obligación (Soy deudor) tanto para con los Griegos como para con los bárbaros (los que no son Griegos por nacimiento, ni por cultura), para con los sabios como para con los ignorantes. (Romanos 1:14)
Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio (las buenas nuevas) también a ustedes que están en Roma. (Romanos 1:15)
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del Judío primeramente y también del Griego. (Romanos 1:16)

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Efesios 3: 1-13
En el libro de Efesios, el apóstol Pablo habla sobre el misterio de Cristo y cómo se revela a través del Espíritu Santo a los santos apóstoles y profetas. En el capítulo 3, explica cómo los gentiles son coherederos con Israel y participan juntos en la promesa en Cristo Jesús. La comunidad cristiana multiétnica es una nueva identidad y un nuevo país, declarando un nuevo reino con un nuevo Rey.


Romanos 1:13 - Referencia Cruzada

En los días venideros Jacob echará raíces, Israel florecerá y brotará, Y llenará el mundo entero de fruto. (Isaías 27:6)
Y con esta confianza me propuse ir primero a ustedes para que dos veces recibieran bendición, (2 Corintios 1:15)
Porque el misterio de la iniquidad (de estar sin ley) ya está en acción, sólo que aquél que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio. (2 Tesalonicenses 2:7)
Por esta razón muchas veces me he visto impedido de ir a ustedes. (Romanos 15:22)
Después de saludarlos, comenzó a referirles una por una las cosas que Dios había hecho entre los Gentiles mediante su ministerio. (Hechos 21:19)
En verdad les digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. (Juan 12:24)
Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los Gentiles, en palabra y en obra, (Romanos 15:18)
Porque saliendo de ustedes, la palabra del Señor se ha escuchado, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también por todas partes la fe de ustedes en Dios se ha divulgado, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada. (1 Tesalonicenses 1:8)
Pasaron por la región de Frigia y Galacia, habiendo sido impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra en Asia (provincia occidental de Asia Menor). (Hechos 16:6)
Por esto también nosotros sin cesar damos gracias a Dios de que cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de nosotros, la aceptaron no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en ustedes los que creen. (1 Tesalonicenses 2:13)
Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino dentro de la medida de la esfera que Dios nos señaló como límite (medida) para llegar también hasta ustedes. (2 Corintios 10:13)
que ha llegado hasta ustedes. Así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en ustedes, desde el día que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en verdad. (Colosenses 1:6)
Porque no quiero que ignoren, hermanos, que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el mar. (1 Corintios 10:1)
Porque no queremos que ignoren, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia (provincia occidental de Asia Menor). Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. (2 Corintios 1:8)
Porque no quiero, hermanos, que ignoren este misterio, para que no sean sabios en su propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles. (Romanos 11:25)
No es que busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en su cuenta. (Filipenses 4:17)
Si para otros no soy apóstol, por lo menos para ustedes sí lo soy; pues ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor. (1 Corintios 9:2)
Pero no queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que duermen (que han muerto), para que no se entristezcan como lo hacen los demás que no tienen esperanza. (1 Tesalonicenses 4:13)
Toda la multitud hizo silencio, y escuchaban a Bernabé y a Pablo, que relataban las señales (los milagros) y prodigios que Dios había hecho entre los Gentiles por medio de ellos. (Hechos 15:12)
Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta la fragancia de Su conocimiento en todo lugar. (2 Corintios 2:14)
Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció, a fin de que por mí se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje y que todos los Gentiles oyeran. Y fui librado de la boca del león. (2 Timoteo 4:17)
Ya el segador recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije junto con el que siega. (Juan 4:36)
Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre se lo conceda. (Juan 15:16)
Ya que queríamos ir a ustedes, al menos yo, Pablo, más de una vez; pero Satanás nos lo ha impedido. (1 Tesalonicenses 2:18)
Pasadas estas cosas, Pablo decidió en el espíritu ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: "Después que haya estado allí, debo visitar también Roma." (Hechos 19:21)
Cuando llegaron y reunieron a la iglesia, informaron de todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo había abierto a los Gentiles la puerta de la fe. (Hechos 14:27)
En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que sean ignorantes. (1 Corintios 12:1)