Nueva Biblia Latinoamericana
Y sucedió que en aquellos días se enfermó y murió; y lavado su cuerpo, lo pusieron en un aposento alto. (Hechos 9:37)
Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al oír que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: "No tarde usted en venir a nosotros." (Hechos 9:38)
Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando llegó lo llevaron al aposento alto, y todas las viudas lo rodearon llorando, mostrando todas las túnicas y ropas que Dorcas solía hacer cuando estaba con ellas. (Hechos 9:39)
Pero Pedro, haciendo salir a todos, se arrodilló y oró, y volviéndose al cadáver, dijo: "Tabita, levántate." Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.
El le dio la mano y la levantó; y llamando a los santos (los creyentes) y a las viudas, la presentó viva. (Hechos 9:41)
Esto se supo en todo Jope, y muchos creyeron en el Señor. (Hechos 9:42)
Pedro se quedó en Jope muchos días con un tal Simón, que era curtidor. (Hechos 9:43)

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Hechos 9:40 - Referencia Cruzada

Y se burlaban de El. Pero echando fuera a todos, Jesús tomó consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con El, y entró donde estaba la niña. (Marcus 5:40)
Pero El, tomándola de la mano, clamó, diciendo: "¡Niña, levántate!" (Lucas 8:54)
Habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: "¡Lázaro, sal fuera!" (Juan 11:43)
Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló y oró con todos ellos. (Hechos 20:36)
Cuando Jesús vio que la gente corría a reunirse, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, Yo te ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él." (Marcus 9:25)
Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, (Lucas 22:41)
Cayendo de rodillas, clamó en alta voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado." Habiendo dicho esto, durmió (expiró). (Hechos 7:60)
Pero cuando habían echado fuera a la gente, El entró y la tomó de la mano; y la niña se levantó. (Mateo 9:25)
Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre su cama. (2 Reyes 4:32)
Dame a tu hijo," le respondió Elías. Y él lo tomó de su regazo y lo llevó a la cámara alta donde él vivía, y lo acostó en su propia cama. (1 Reyes 17:19)
Pasados aquellos días partimos y emprendimos nuestro viaje mientras que todos ellos, con sus mujeres e hijos, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. Después de arrodillarnos y orar en la playa, nos despedimos unos de otros. (Hechos 21:5)