Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces Eliseo dijo a Giezi: "Prepárate, toma mi báculo en tu mano, y vete. Si encuentras a alguien, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le respondas, y pon mi báculo sobre el rostro del niño." (2 Reyes 4:29)
Y la madre del niño dijo: "Vive el SEÑOR y vive su alma, que no me apartaré de usted." Entonces Eliseo se levantó y la siguió. (2 Reyes 4:30)
Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, pero no hubo voz ni reacción. Así que volvió para encontrar a Eliseo, y le dijo: "El niño no ha despertado." (2 Reyes 4:31)
Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre su cama.
Y entrando, cerró la puerta tras ambos y oró al SEÑOR. (2 Reyes 4:33)
Entonces subió y se acostó sobre el niño, y puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos y las manos sobre sus manos, y se tendió sobre él; y la carne del niño entró en calor. (2 Reyes 4:34)
Entonces Eliseo volvió y caminó por la casa de un lado para otro, y subió y se tendió sobre él; y el niño estornudó siete veces y abrió sus ojos. (2 Reyes 4:35)

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2 Reyes 4:32 - Referencia Cruzada

Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. (Juan 11:17)
Pero sucedió que después de estas cosas, se enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad fue tan grave que no quedó aliento en él. (1 Reyes 17:17)
Todos la lloraban y se lamentaban; pero El dijo: "No lloren, porque no ha muerto, sino que duerme." (Lucas 8:52)