Nueva Biblia Latinoamericana
Por lo cual di órdenes que trajeran ante mí a todos los sabios de Babilonia para que me dieran a conocer la interpretación del sueño. (Daniel 4:6)
Entonces vinieron los magos (sacerdotes adivinos), los encantadores, los Caldeos (astrólogos) y los adivinos y les conté el sueño. Pero no pudieron darme su interpretación. (Daniel 4:7)
Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos, y yo le conté mi sueño: (Daniel 4:8)
Oh Beltsasar, jefe de los magos (sacerdotes adivinos), ya que sé que en ti está el espíritu de los dioses santos y que ningún misterio te confunde, declárame las visiones del sueño que he visto, y su interpretación.
Y las visiones de mi mente, que vi estando en mi cama, fueron así: Vi un árbol en medio de la tierra, Cuya altura era muy grande. (Daniel 4:10)
El árbol creció y se hizo fuerte, Su copa llegaba hasta el cielo, Y era visible desde los confines de la tierra. (Daniel 4:11)
Su follaje era hermoso y su fruto abundante, Y en él había alimento para todos. Debajo de él hallaban sombra las bestias del campo, Las aves del cielo hacían morada en sus ramas, Y de él se alimentaban todos los seres vivientes. (Daniel 4:12)

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Daniel 4:9 - Referencia Cruzada

Y el rey les dijo: "He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender el sueño." (Daniel 2:3)
Tú eres más sabio que Daniel; Ningún secreto te es oculto. (Ezequiel 28:3)
Entonces Faraón dijo a sus siervos: "¿Podemos hallar un hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?" (Génesis 41:38)
Tuve un sueño que me hizo temblar; y estas fantasías, estando en mi cama, y las visiones de mi mente me aterraron. (Daniel 4:5)
Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido. Y tú, Beltsasar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación. Pero tú puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en ti.' (Daniel 4:18)
Cuando Gedeón llegó allí, un hombre estaba contando un sueño a su amigo: "Escuchen, tuve un sueño. Un pan de cebada iba rodando hasta el campamento de Madián, y llegó hasta la tienda y la golpeó de manera que cayó, y la volcó de arriba abajo y la tienda quedó extendida." (Jueces 7:13)
En justicia serás establecida. Estarás lejos de la opresión, pues no temerás, Y del terror, pues no se acercará a ti. (Isaías 54:14)
Contó, pues, el jefe de los coperos su sueño a José, y le dijo: "En mi sueño, vi que había una vid delante de mí, (Génesis 40:9)
¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a los Egipcios en el desierto con toda clase de plagas. (1 Samuel 4:8)
Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos, y yo le conté mi sueño: (Daniel 4:8)
Hay un hombre en su reino en quien está el espíritu de los dioses santos. Y en los días de su padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses. Y su padre, el rey Nabucodonosor, su padre el rey, lo nombró jefe de los magos (sacerdotes adivinos), encantadores, Caldeos (astrólogos) y adivinos, (Daniel 5:11)
Tu corazón meditará en el terror, y dirá: "¿Dónde está el que cuenta? ¿Dónde está el que pesa? ¿Dónde está el que cuenta las torres?" (Isaías 33:18)
Y Faraón dijo a José: "He tenido un sueño y no hay quien lo interprete. Pero he oído decir de ti, que oyes un sueño y lo puedes interpretar." (Génesis 41:15)
Y en todo asunto de sabiduría y conocimiento que el rey les consultó, los encontró diez veces superiores a todos los magos (sacerdotes adivinos) y encantadores que había en todo su reino. (Daniel 1:20)
Y dijo el SEÑOR: "Son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible. (Génesis 11:6)
Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos regalos espléndidos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo sobre todos los sabios de Babilonia. (Daniel 2:48)