Me ha parecido bien declarar las señales y maravillas que ha hecho conmigo el Dios Altísimo.
(Daniel 4:2)¡Cuán grandes son Sus señales, Y cuán poderosas Sus maravillas! Su reino es un reino eterno, Y Su dominio de generación en generación.
(Daniel 4:3)Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa y próspero en mi palacio.
(Daniel 4:4)Tuve un sueño que me hizo temblar; y estas fantasías, estando en mi cama, y las visiones de mi mente me aterraron.
Por lo cual di órdenes que trajeran ante mí a todos los sabios de Babilonia para que me dieran a conocer la interpretación del sueño.
(Daniel 4:6)Entonces vinieron los magos (sacerdotes adivinos), los encantadores, los Caldeos (astrólogos) y los adivinos y les conté el sueño. Pero no pudieron darme su interpretación.
(Daniel 4:7)Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos, y yo le conté mi sueño:
(Daniel 4:8)Otras publicaciones relacionadas con "Daniel 4:5":
Daniel 4:5 - Referencia Cruzada
Si digo: 'Mi cama me consolará, Mi lecho atenuará mi queja,'
(Job 7:13)De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso de la mano que escribía.
(Daniel 5:5)Y aconteció que después de dos años, Faraón tuvo un sueño. Soñó que estaba de pie junto al Nilo.
(Génesis 41:1)En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, éste tuvo sueños, y se turbó su espíritu y no podía dormir.
(Daniel 2:1)Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y El ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Su sueño y las visiones que usted ha tenido en su cama eran éstos:
(Daniel 2:28)La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala del banquete y tomando la palabra, dijo: "¡Oh rey, viva para siempre! No le turben sus pensamientos ni se mude su semblante.
(Daniel 5:10)Hasta aquí la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció, pero guardé el asunto en mi corazón."
(Daniel 7:28)