Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos, sus túnicas, sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente.
(Daniel 3:21)Como la orden (la palabra del rey) era apremiante (severa) y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed Nego.
(Daniel 3:22)Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed Nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente.
(Daniel 3:23)Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó a sus altos oficiales: "¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego?" "Así es, oh rey," respondieron ellos.
¡Miren!" respondió el rey. "Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses."
(Daniel 3:25)Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y dijo: "Sadrac, Mesac y Abed Nego, siervos del Dios Altísimo, salgan y vengan acá." Entonces Sadrac, Mesac y Abed Nego salieron de en medio del fuego.
(Daniel 3:26)Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos habían sufrido daño alguno, ni aun olor del fuego había quedado en ellos.
(Daniel 3:27)Otras publicaciones relacionadas con "Daniel 3:24":
Daniel 3:24 - Referencia Cruzada
Mi Dios envió Su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente ante El. Y tampoco ante usted, oh rey, he cometido crimen alguno."
(Daniel 6:22)Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará.
(Daniel 3:17)Entonces el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado.
(Daniel 3:2)Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: "¡Oh rey, viva para siempre!
(Daniel 3:9)es usted, oh rey, que se ha hecho grande y fuerte, su grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y su dominio hasta los confines de la tierra.
(Daniel 4:22)al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía alrededor mío y de los que viajaban conmigo.
(Hechos 26:13)Cuando Saúl vio a David salir contra el Filisteo, dijo a Abner, el comandante del ejército: "Abner, ¿de quién es hijo este joven?" Y Abner dijo: "Por su vida, oh rey, no sé."
(1 Samuel 17:55)Entonces el rostro del rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra.
(Daniel 5:6)Oh rey, el Dios Altísimo concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía (el reino), grandeza, gloria y majestad.
(Daniel 5:18)Rey Agripa, ¿cree usted en los profetas? Yo sé que cree."
(Hechos 26:27)Cuando llamó a la puerta de la entrada, una sirvienta llamada Rode salió a ver quién era.
(Hechos 12:13)Por tanto, oh rey, que mi consejo le sea grato: ponga fin a sus pecados haciendo justicia, y a sus iniquidades mostrando misericordia a los pobres. Quizás sea prolongada su prosperidad.'
(Daniel 4:27)levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer."
(Hechos 9:6)Todos los funcionarios del reino, prefectos, sátrapas, altos oficiales y gobernadores, han acordado que el rey promulgue un edicto y ponga en vigor el mandato de que cualquiera que en el término de treinta días haga petición a cualquier dios u hombre fuera de usted, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
(Daniel 6:7)Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro."
(Hechos 5:23)