Los querubines estaban de pie a la derecha del templo cuando el hombre entró, y la nube llenaba el atrio interior.
(Ezequiel 10:3)Entonces la gloria del SEÑOR subió del querubín hacia el umbral del templo, y el templo se llenó de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria del SEÑOR.
(Ezequiel 10:4)El ruido de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Todopoderoso (El Shaddai) cuando habla.
(Ezequiel 10:5)Cuando El le ordenó al hombre vestido de lino: "Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines," él entró y se paró junto a una rueda.
El querubín extendió su mano de entre los querubines hacia el fuego que estaba entre ellos, lo tomó y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.
(Ezequiel 10:7)Debajo de sus alas los querubines parecían tener la forma de la mano de un hombre.
(Ezequiel 10:8)Entonces miré, y vi cuatro ruedas junto a los querubines, cada rueda junto a cada querubín; el aspecto de las ruedas era como el brillo de una piedra de Tarsis.
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Ezequiel 10:6 - Referencia Cruzada
¡El SEÑOR reina, estremézcanse los pueblos; El está sentado como Rey sobre los querubines, tiemble la tierra!
(Salmos 99:1)Para el director del coro; según la tonada "A los Lirios"; Testimonio. Salmo de Asaf. Presta oído, oh Pastor de Israel; Tú que guías a José como un rebaño; Tú que estás sentado más alto que los querubines; ¡resplandece!
(Salmos 80:1)Y el SEÑOR le dijo al hombre vestido de lino: "Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y espárcelos sobre la ciudad." Y el hombre entró ante mis ojos.
(Ezequiel 10:2)