Nueva Biblia Latinoamericana
Bueno es para el hombre llevar El yugo en su juventud. (Lamentaciones 3:27)
Que se siente solo y en silencio Ya que El se lo ha impuesto. (Lamentaciones 3:28)
Que ponga su boca en el polvo, Quizá haya esperanza; (Lamentaciones 3:29)
Que dé la mejilla al que lo hiere; Que se sacie de oprobios.
Porque el Señor no rechaza para siempre, (Lamentaciones 3:31)
Antes bien, si aflige, también se compadecerá Según Su gran misericordia. (Lamentaciones 3:32)
Porque El no castiga por gusto Ni aflige a los hijos de los hombres. (Lamentaciones 3:33)

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El Señor disciplina a los Suyos, pero nunca los desampara
Dios nunca abandona a sus elegidos, incluso cuando los disciplina. La disciplina es una forma de instrucción que produce paz y descanso en el corazón del creyente. La vara de la disciplina no significa ira, sino amor. Dios puede castigar y corregir, pero nunca abandonar ni dejar de amar.


Lamentaciones 3:30 - Referencia Cruzada

Pero Yo les digo: no resistan al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. (Mateo 5:39)
Han abierto contra mí su boca, Con injurias me han abofeteado; A una se han juntado contra mí. (Job 16:10)
Porque el celo por Tu casa me ha consumido, Y los insultos de los que Te injurian han caído sobre mí. (Salmos 69:9)
Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. (Lucas 6:29)
La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy enfermo; Esperé compasión, pero no la hubo; Busqué consoladores, pero no los hallé. (Salmos 69:20)
Entonces Le escupieron en el rostro y Le dieron puñetazos; y otros Lo abofeteaban, (Mateo 26:67)
Reúne ahora tus tropas, hija de guerreros; Han puesto sitio contra nosotros. Con una vara herirán en la mejilla al juez de Israel. (Miqueas 5:1)
Ten piedad de nosotros, oh SEÑOR, ten piedad de nosotros, Porque ya no soportamos el desprecio. (Salmos 123:3)
Pues toleran si alguien los esclaviza, si alguien los devora, si alguien se aprovecha de ustedes, si alguien se exalta a sí mismo, si alguien los golpea en el rostro. (2 Corintios 11:20)
Ofrecí Mi espalda a los que Me herían, Y Mis mejillas a los que Me arrancaban la barba; No escondí Mi rostro de injurias y salivazos. (Isaías 50:6)