Nueva Biblia Latinoamericana
Te llevaría y te introduciría En la casa de mi madre, que me enseñaba; Te daría a beber vino sazonado del zumo de mis granadas. (Cantares 8:2)
Que esté su izquierda bajo mi cabeza Y su derecha me abrace." (Cantares 8:3)
Quiero que juren, oh hijas de Jerusalén; Que no despertarán ni levantarán a mi amor, Hasta que quiera." (Cantares 8:4)
¿Quién es ésta que sube del desierto, Recostada sobre su amado?" "Debajo del manzano te desperté; Allí tu madre tuvo dolores de parto por ti, Allí tuvo dolores de parto, y te dio a luz."
Ponme como un sello sobre tu corazón, Como un sello sobre tu brazo, Porque fuerte como la muerte es el amor, Inexorables como el Seol, los celos; Sus destellos, son destellos de fuego, La llama misma del SEÑOR. (Cantares 8:6)
Las muchas aguas no podrán extinguir el amor, Ni los ríos lo apagarán. Si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor, Sólo lograría desprecio." (Cantares 8:7)
Tenemos una hermana pequeña, Y todavía no tiene pechos; ¿Qué haremos por nuestra hermana El día en que sea pedida? (Cantares 8:8)

Otras publicaciones relacionadas con "Cantares 8:5":

Dr. Roberto Miranda
No solamente para las madres
En este artículo, el pastor Roberto Miranda habla sobre la importancia de honrar y valorar a las madres todos los días del año, comparando su amor con el amor de Dios y destacando su papel como protectoras y apoyo para los hijos. También habla sobre la historia de Rispa y su lucha por proteger a sus hijos muertos, animando a la iglesia a tener un corazón de leonas y pelear por los jóvenes en la sociedad actual.


Samuel Acevedo
Amar sin barreras?
En este artículo, Samuel Acevedo habla sobre cómo el amor imperfecto que conocemos nos impide amar al Señor de la manera en que Él nos ama y cómo el Señor nos tiene que instruir en cómo amarlo.


Cantares 8:5 - Referencia Cruzada

Natanael Le preguntó: "¿Cómo es que me conoces?". Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." (Juan 1:48)
¿Quién es ésta que se asoma como el alba, Hermosa como la luna llena, Refulgente como el sol, Imponente como escuadrones abanderados?' (Cantares 6:10)
¡Ah, si tú fueras como mi hermano, Amamantado a los pechos de mi madre! Si te encontrara afuera, te besaría, Y no me despreciarían. (Cantares 8:1)
Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, (Gálatas 4:19)
A Ti se aferra mi alma; Tu diestra me sostiene. (Salmos 63:8)
Porque esta noche estuvo en mi presencia un ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, (Hechos 27:23)
Díganlo los redimidos del SEÑOR, A quienes ha redimido de la mano del adversario, (Salmos 107:2)
La mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios, para ser sustentada allí por 1,260 días. (Apocalipsis 12:6)
Una voz clama: "Preparen en el desierto camino al SEÑOR; Allanen en la soledad calzada para nuestro Dios. (Isaías 40:3)
Apenas los había pasado Cuando hallé al que ama mi alma; Lo agarré y no quise soltarlo, Hasta que lo llevé a la casa de mi madre Y a la alcoba de la que me concibió." (Cantares 3:4)
Y El me ha dicho: "Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad." Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. (2 Corintios 12:9)
Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, Porque en Ti confía. (Isaías 26:3)
Ven conmigo desde el Líbano, esposa mía , Ven conmigo desde el Líbano. Baja desde la cumbre del Amaná, Desde la cumbre del Senir y del Hermón, Desde las guaridas de los leones, Desde los montes de los leopardos. (Cantares 4:8)
Todavía te dirán al oído los hijos de los que fuiste privada: 'El lugar es muy estrecho para mí; Hazme sitio para que yo more aquí .' (Isaías 49:20)
Sus jefes juzgan por soborno, Sus sacerdotes enseñan por precio, Sus profetas adivinan por dinero, Y se apoyan en el SEÑOR, diciendo: "¿No está el SEÑOR en medio de nosotros? No vendrá sobre nosotros mal alguno." (Miqueas 3:11)
¿Qué es eso que sube del desierto Como columnas de humo, Con perfume de mirra e incienso, Con todos los polvos aromáticos del mercader? (Cantares 3:6)
a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo (el Mesías), seamos para alabanza de Su gloria. (Efesios 1:12)
Por medio de El son creyentes en Dios, que Lo resucitó de entre los muertos y Le dio gloria, de manera que la fe y esperanza de ustedes sean en Dios. (1 Pedro 1:21)
Salgan, hijas de Sion, Y contemplen al rey Salomón con la corona Con la cual su madre lo coronó El día de sus bodas, El día de la alegría de su corazón." (Cantares 3:11)
Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: 'Así dice el SEÑOR: "De ti recuerdo el cariño de tu juventud, Tu amor de novia, De cuando Me seguías en el desierto, Por tierra no sembrada. (Jeremías 2:2)
Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído; Olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre. (Salmos 45:10)
Sí, luchó con el ángel y prevaleció, Lloró y Le pidió Su ayuda; En Betel (Casa de Dios) Lo encontró, Y allí El habló con nosotros, (Oseas 12:4)
Uno de Sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. (Juan 13:23)
Yo hago algo nuevo, Ahora acontece; ¿No lo perciben? Aun en los desiertos haré camino Y ríos en los lugares desolados. (Isaías 43:19)
Con él está sólo un brazo de carne, pero con nosotros está el SEÑOR nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas." Y el pueblo confió en las palabras de Ezequías, rey de Judá. (2 Crónicas 32:8)
Yo sé que tú confías en el báculo de esta caña quebrada, es decir, en Egipto, en el cual, si un hombre se apoya, penetrará en su mano y la traspasará. Así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. (Isaías 36:6)
Por tanto, hermanos míos, también a ustedes se les hizo morir a la Ley por medio del cuerpo de Cristo, para que sean unidos a otro, a Aquél que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. (Romanos 7:4)
Como el manzano entre los árboles del bosque, Así es mi amado entre los jóvenes. A su sombra placentera me he sentado, Y su fruto es dulce a mi paladar. (Cantares 2:3)