Nueva Biblia Latinoamericana
He entrado en mi huerto, hermana mía, esposa mía ; He recogido mi mirra con mi bálsamo. He comido mi panal y mi miel; He bebido mi vino y mi leche. Coman, amigos; Beban y embriáguense, oh amados." (Cantares 5:1)
Yo dormía, pero mi corazón velaba, ¡Una voz! ¡Mi amado toca a la puerta! 'Abreme, hermana mía, amada mía, Paloma mía, perfecta mía, Pues mi cabeza está empapada de rocío, Mis cabellos empapados de la humedad de la noche.' (Cantares 5:2)
Me he quitado la ropa, ¿Cómo he de vestirme de nuevo ? Me he lavado los pies, ¿Cómo he de ensuciarlos de nuevo ? (Cantares 5:3)
Mi amado metió su mano por la abertura de la puerta, Y se estremecieron por él mis entrañas.
Yo me levanté para abrir a mi amado; Y mis manos destilaron mirra, Y mis dedos mirra líquida, Sobre las manecillas de la cerradura. (Cantares 5:5)
Abrí yo a mi amado, Pero mi amado se había retirado, se había ido. Tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; Lo llamé, y no me respondió. (Cantares 5:6)
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Me golpearon y me hirieron; Me quitaron de encima mi chal los guardas de las murallas. (Cantares 5:7)

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Cantares 5:4 - Referencia Cruzada

Ciertamente, siguiendo la senda de Tus juicios, Oh SEÑOR, Te hemos esperado. Tu nombre y Tu memoria son el anhelo del alma. (Isaías 26:8)
Ahora, hermanos, les damos a conocer la gracia de Dios que ha sido dada en las iglesias de Macedonia. (2 Corintios 8:1)
Pero gracias a Dios que pone la misma solicitud por ustedes en el corazón de Tito. (2 Corintios 8:16)
José se apresuró a salir, pues se sintió profundamente conmovido a causa de su hermano y buscó dónde llorar. Entró en su aposento y lloró allí. (Génesis 43:30)
Entonces la mujer de quien era el niño vivo habló al rey, pues estaba profundamente conmovida por su hijo, y dijo: "Oh, mi señor, déle a ella el niño vivo, y de ninguna manera lo mate." Pero la otra decía: "No será ni mío ni tuyo; pártanlo." (1 Reyes 3:26)
Tu pueblo se ofrecerá voluntariamente en el día de Tu poder; En el esplendor de la santidad, desde el seno de la aurora; Tu juventud es para Ti como el rocío. (Salmos 110:3)
En esto conocemos el amor: en que El puso Su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. (1 Juan 3:16)
Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía. (Hechos 16:14)
Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención. (Filipenses 2:13)
Llévame en pos de ti y corramos juntos. El rey me ha llevado a sus cámaras." (Cantares 1:4)