Nueva Biblia Latinoamericana
Cuando al mar puso sus límites Para que las aguas no transgredieran Su mandato, Cuando señaló los cimientos de la tierra, (Proverbios 8:29)
Yo estaba entonces junto a El, como arquitecto; Yo era Su delicia de día en día, Regocijándome en todo tiempo en Su presencia, (Proverbios 8:30)
Regocijándome en el mundo, en Su tierra, Y teniendo mis delicias con los hijos de los hombres. (Proverbios 8:31)
Ahora pues, hijos, escúchenme, Porque bienaventurados son los que guardan mis caminos.
Escuchen la instrucción y sean sabios, Y no la desprecien. (Proverbios 8:33)
Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas día a día, Aguardando en los postes de mi entrada. (Proverbios 8:34)
Porque el que me halla, halla la vida Y alcanza el favor del SEÑOR. (Proverbios 8:35)

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Proverbios 8:32 - Referencia Cruzada

Ahora pues, hijos míos, escúchenme, Y no se aparten de las palabras de mi boca. (Proverbios 5:7)
¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, Ni se detiene en el camino de los pecadores, Ni se sienta en la silla de los escarnecedores, (Salmos 1:1)
Ahora pues, hijos míos, escúchenme, Y presten atención a las palabras de mi boca. (Proverbios 7:24)
Cántico de ascenso gradual. Bienaventurado todo aquél que teme al SEÑOR, Que anda en Sus caminos. (Salmos 128:1)
Alef. ¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, Los que andan en la ley del SEÑOR! (Salmos 119:1)
Al contrario," le contestó Jesús, "dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan." (Lucas 11:28)