Nueva Biblia Latinoamericana
Un don del SEÑOR son los hijos, Y recompensa es el fruto del vientre. (Salmos 127:3)
Como flechas en la mano del guerrero, Así son los hijos tenidos en la juventud. (Salmos 127:4)
Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; No será avergonzado Cuando hable con sus enemigos en la puerta. (Salmos 127:5)
Cántico de ascenso gradual. Bienaventurado todo aquél que teme al SEÑOR, Que anda en Sus caminos.
Cuando comas del trabajo de tus manos, Dichoso serás y te irá bien. (Salmos 128:2)
Tu mujer será como fecunda vid En el interior de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo Alrededor de tu mesa. (Salmos 128:3)
Así será bendecido el hombre Que teme al SEÑOR. (Salmos 128:4)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 128:1":

Dr. Roberto Miranda
Promesa de una descendencia bendecida
Un sermón sobre la importancia de tener una visión positiva de la paternidad y criar hijos educados y bien estructurados. Se enfatiza la importancia de la actitud de los padres y la atmósfera del hogar, así como la confianza en Dios para el futuro de nuestros hijos.


Dr. Roberto Miranda
El Dios de las generaciones
Artículo sobre la importancia de vivir fielmente ante el Señor y bendecir a nuestros hijos con nuestra paternidad/maternidad para asegurar su futuro y la intervención divina en sus vidas.


Salmos 128:1 - Referencia Cruzada

Cántico de ascenso gradual. Levantaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi ayuda? (Salmos 121:1)
Cántico de ascenso gradual. En mi angustia clamé al SEÑOR, Y El me respondió. (Salmos 120:1)
Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. (Lucas 1:6)
Por lo demás, hermanos, les rogamos, y les exhortamos en el Señor Jesús, que tal como han recibido de nosotros instrucciones acerca de la manera en que deben andar (se deben conducir) y agradar a Dios, como de hecho ya andan, así abunden en ello más y más. (1 Tesalonicenses 4:1)
Entretanto la iglesia gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada; y andando en el temor del Señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo. (Hechos 9:31)
Cántico de ascenso gradual; de Salomón. Si el SEÑOR no edifica la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si el SEÑOR no guarda la ciudad, En vano vela la guardia. (Salmos 127:1)
El bendecirá a los que temen al SEÑOR, Tanto a pequeños como a grandes. (Salmos 115:13)
Pero la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que Le temen, Y su justicia para los hijos de los hijos, (Salmos 103:17)
Alef. ¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, Los que andan en la ley del SEÑOR! (Salmos 119:1)
No cometen iniquidad, Sino que andan en Sus caminos. (Salmos 119:3)
¡Oh, si Mi pueblo me oyera, Si Israel anduviera en Mis caminos! (Salmos 81:13)
Como un padre se compadece de sus hijos, Así se compadece el SEÑOR de los que Le temen. (Salmos 103:13)
Cántico de ascenso gradual. Los que confían en el SEÑOR Son como el Monte Sion, que es inconmovible, que permanece para siempre. (Salmos 125:1)
El SEÑOR favorece a los que Le temen, A los que esperan en Su misericordia. (Salmos 147:11)
Salmo de David. Bendice, alma mía, al SEÑOR, Y bendiga todo mi ser Su santo nombre. (Salmos 103:1)
Y DE GENERACION EN GENERACION ES SU MISERICORDIA PARA LOS QUE LE TEMEN. (Lucas 1:50)
Cántico de ascenso gradual; de David. Yo me alegré cuando me dijeron: "Vamos a la casa del SEÑOR." (Salmos 122:1)
¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme al SEÑOR, Que mucho se deleita en Sus mandamientos. (Salmos 112:1)
Cántico de ascenso gradual; de David. "Si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro favor," Que lo diga ahora Israel. (Salmos 124:1)
¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, Ni se detiene en el camino de los pecadores, Ni se sienta en la silla de los escarnecedores, (Salmos 1:1)
Cántico de ascenso gradual. Cuando el SEÑOR hizo volver a los cautivos de Sion, Eramos como los que sueñan. (Salmos 126:1)
Cántico de ascenso gradual. A Ti levanto mis ojos, ¡Oh Tú que reinas en los cielos! (Salmos 123:1)