Nueva Biblia Latinoamericana
Atiéndeme y respóndeme; Conmovido estoy en mi queja y muy conturbado, (Salmos 55:2)
A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque echan iniquidad sobre mí, Y con furia me persiguen. (Salmos 55:3)
Angustiado está mi corazón dentro de mí, Y sobre mí han caído los terrores de la muerte. (Salmos 55:4)
Terror y temblor me invaden, Y horror me ha cubierto.
Y dije: "¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo. (Salmos 55:6)
Ciertamente huiría muy lejos; Moraría en el desierto. (Selah) (Salmos 55:7)
Me apresuraría a buscar mi lugar de refugio Contra el viento borrascoso y la tempestad." (Salmos 55:8)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 55:5":

Samuel Acevedo
Dios mío, por qué me has desamparado?
El pastor habla sobre cómo sentir la presencia de Dios y confiar en su guía y protección, incluso en momentos de sentirse perdido y abandonado.


Charles Spurgeon
Los consuelos del Señor
Artículo sobre la promesa de Dios de tener misericordia para con los afligidos y la importancia de adorarle con corazones creyentes.


Salmos 55:5 - Referencia Cruzada

He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud; Sufro Tus terrores, estoy abatido. (Salmos 88:15)
Por tanto, me espantaría ante Su presencia; Cuando lo pienso, siento terror de El. (Job 23:15)
Dios mío, mi alma está en mí deprimida; Por eso me acuerdo de Ti desde la tierra del Jordán, Y desde las cumbres del Hermón, desde el Monte Mizar. (Salmos 42:6)
Porque las flechas del Todopoderoso (Shaddai) están clavadas en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Contra mí se juntan los terrores de Dios. (Job 6:4)
Se ceñirán de cilicio y los cubrirá el terror; en todos los rostros habrá vergüenza y todas las cabezas estarán rapadas. (Ezequiel 7:18)
Aun cuando me acuerdo, me perturbo, Y el horror se apodera de mi carne. (Job 21:6)
Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y Su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. (Lucas 22:44)
Mi carne se estremece por temor a Ti, Y de Tus juicios tengo miedo. (Salmos 119:120)
Desde los confines de la tierra Te invoco, cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la roca que es más alta que yo. (Salmos 61:2)
Desvaría mi mente, el espanto me sobrecoge. El anochecer que anhelaba se me convirtió en terror. (Isaías 21:4)
Y David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: "Levántense y huyamos, porque si no, ninguno de nosotros escapará de Absalón. Vayan de prisa, no sea que nos alcance pronto, traiga desgracia sobre nosotros y hiera la ciudad a filo de espada." (2 Samuel 15:14)