Vive conforme a tu verdadera identidad
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En Segunda Timoteo 1:3-7, el Apóstol Pablo le escribe a su discípulo Timoteo, expresando su afecto y admiración por él y recordándole el legado espiritual que recibió de su abuela y madre. Pablo insta a Timoteo a avivar el fuego del don de Dios que está en él y a vivir en el poder, amor y dominio propio que Dios ha puesto en él. Este pasaje nos recuerda quiénes somos en Cristo, lo que hemos recibido de Él y cómo se espera que actuemos y vivamos a la luz de nuestra identidad. También nos anima a ser conscientes de la influencia que tenemos sobre los demás y a vivir de manera ejemplar, honrando a aquellos que nos han influenciado espiritualmente y valorizando su ejemplo. Como pueblo de Dios, somos un linaje real y debemos actuar en consecuencia.
En este sermón, el pastor exhorta a los creyentes a reconocer su linaje real como hijos de Dios y a vivir de acuerdo con su identidad en Cristo. También enfatiza la importancia de descubrir y desarrollar los dones que Dios ha puesto en cada uno, y de perseverar en el compromiso con Dios, incluso en los momentos aburridos y difíciles de la vida. El pastor alienta a los creyentes a avivar el fuego del don de Dios, a trabajar duro para llevarlo a la madurez completa y a vivir en valentía, ya que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía.
En este pasaje, el apóstol Pablo le recuerda a Timoteo que Dios no le ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. El poder que Dios nos da nos permite superar los desafíos de la vida y ser mejores cada día. El amor balancea el poder y nos permite ser compasivos y generosos. El dominio propio no es solo controlar nuestros impulsos, sino tener una mente clara y lúcida que piensa con precisión y no permite que los traumas y fracasos del pasado distorsionen nuestra forma de pensar y ver la realidad. Dios nos ha dado una identidad de grandeza y excelencia, y debemos recordar esa identidad en todo momento para cumplir el llamado que Cristo hizo en nuestras vidas.
La mente que Dios nos ha dado nos permite ver la realidad tal y como es, sin deformaciones del pasado. No debemos subestimarnos ni sobreestimarnos, sino tener una evaluación sana de nosotros mismos y vivir conforme a la dotación de Dios dentro de nosotros. Debemos pedirle a Dios una mente lúcida, pensante y sobria para conocernos a nosotros mismos y para servir en el don que Él nos ha dado. León de Judá será una iglesia de poder, amor y mentes sanas y sobrias que bendecirá a su comunidad con su autoridad espiritual y buenas obras. En este nuevo año, Dios nos visita con su Espíritu Santo y nos llama a honrarle con nuestro caminar y dejar un legado de bendición en la tierra.Segunda Timoteo:1, 3 al 7. El Apóstol Pablo le está ha hablando y escribiéndole a su discípulo, su mentee, su seguidor Timoteo, un joven pastor, plantador de iglesias, un obispo que iba a diferente iglesias que Pablo había plantado, discipulando, estableciendo gobierno y pastores, etc. Este hombre tenía una gran responsabilidad y era una persona relativamente joven para su tiempo. Y entonces, Pablo le escribe esto y nosotros también podemos recibir lo que Pablo le dice a Timoteo.
Pablo dice: “Doy gracias a Dios,” él comienza con palabras de encomio y de bendición sobre Timoteo. “… al cual sirvo desde mis mayores con limpia consciencia de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día…” ¿Ve qué afectuoso es el Apóstol en escribirle así a Timoteo? “… deseando verte.” Ahí se ve la humanidad del Apóstol Pablo. Había un hombre ahí latiendo dentro de las palabras inspiradas de Dios. “Tengo deseo de verte, Timoteo. Me haces falta.” “… deseando verte. Al acordarme de tus lágrimas,” quizás en algún momento mientras Timoteo hablaba de las iglesias que plantaban, de los hermanos que estaban sufriendo, lo que sea, Timoteo lloraba un poco quizás simplemente en un tiempo de adoración conmovido que las lágrimas le caían a Timoteo.