Viviendo nuestra fe
Faustino de Jesús Zamora VargasDios no tiene límites cuando se trata de su bondad. Él se desborda en bendiciones aún sin nosotros merecerlo, rebosa nuestras copas sin escatimar. Ni siquiera imaginamos en las desesperaciones de la vida con cuánta bondad nos puede sorprender Dios
en los momentos que clamamos su presencia y su mano gigante sobre nuestra vida. Reconforta al corazón cristiano el hecho de saberse bendecido y amado de Dios. El gran David en cierta ocasión dijo que el ser humano no tiene un corazón lo suficientemente grande como para recibir las innumerables bendiciones que Dios es capaz de proveer.