Fluir en el rio del Espíritu Santo
Awilda Gonzalez(Audio: Español)
RESUMEN:
En Ezequiel 47:1-5, el profeta ve aguas saliendo de la casa de Dios, fluyendo hacia el este. Un ángel lo lleva a través de las aguas y lo lleva por un camino para que pueda ver bien las aguas. Dios lo hace pasar por las aguas hasta los tobillos, luego hasta las rodillas, luego hasta los lomos y finalmente, el agua se convierte en un río que no se puede pasar sin nadar. La lección es que debemos prestar atención a la movida del Espíritu Santo y entrar en las aguas de la presencia de Dios para experimentar su sobrenaturalidad. No podemos quedarnos en la orilla y debemos mantener nuestra fe para llegar más profundo en la presencia de Dios.
El profeta Ezequiel es llevado por el Espíritu de Dios a un río que sale del templo y le dice que entre en el río. El agua llega hasta los tobillos, luego hasta las rodillas y luego hasta los lomos. Finalmente, el profeta se sumerge en el río y se da cuenta de que no puede cruzarlo sin nadar. Esto representa la necesidad de sumergirse en la presencia de Dios y abandonarse a Él completamente. Luego, el profeta ve que la ribera del río está llena de árboles y que las aguas del río sanan el Mar Muerto y lo llenan de vida y peces. Esto representa la bendición y abundancia que recibimos al sumergirnos en la presencia de Dios y la capacidad de llevar la vida y bendición de Dios a otros.
El mensaje principal de este sermón es que, para experimentar la bendición y la presencia de Dios en nuestras vidas, debemos sumergirnos en su río de agua viva. El texto bíblico de Ezequiel 47 describe las bendiciones que fluyen de las riberas del río de Dios, incluyendo árboles frutales, peces en abundancia y hojas para medicina. El orador enfatiza que necesitamos mantenernos cerca de la presencia de Dios para experimentar estas bendiciones frescas y para ser capacitados para ministrar a otros. La llenura del Espíritu Santo nos da el poder y la unción para testificar, vivir en victoria y ministrar a otros. El mensaje concluye con la idea de que nadie puede ministrar en ninguna área si no le es dado del Señor, y para recibir ese don, debemos mantenernos en la presencia de Dios y tomar de sus aguas.
Para poder ministrar en cualquier área, es necesario recibir el don o la gracia de Dios. Esto solo se puede obtener manteniéndose en su presencia y tomando de sus aguas. Por lo tanto, es importante adorar y buscar a Dios para poder ser usados por Él en el ministerio.Tengo el privilegio de presentarles ahora a nuestra hermana, la doctora Awilda Tejera. Awilda es una mujer que conocemos a través de muchos años, con su esposo querido, Raúl Tejera. Ellos están ahora en Dallas, Texas. Se fueron demasiado lejos y estuvieron pastoreando una congregación que nosotros ayudamos a plantar en el área de East Boston que ahora pastorea un joven que salió de nuestra congregación también, Alan Juárez; y nos unen muchos años de relación, de conocernos, de trabajar juntos en el ministerio.
Awilda se graduó e hizo su doctorado en BU, ¿verdad?, Boston University en teología y la hemos conocida, esa carrera, es esfuerzo que ella ha hecho tan grande de educarse y es una mujer ungida, llena del Espíritu Santo y nos va a hablar precisamente a tono con lo que estamos predicando en estos días acerca del bautismo, de la unción, la llenura, la vida llena del Espíritu Santo.