Todo gran llamado implica una deformación
Dr. Roberto Miranda(Audio: Spanish)
SUMMARY:
En este sermon, el pastor invita a analizar dos personajes bíblicos, Sansón y Esaú, como una ilustración gráfica de los principios de definición, enfoque, consagración, entrega y concentración en nuestra identidad como hijos de Dios. El pastor habla de la importancia de vivir una vida consagrada y de aceptar las deformaciones que acompañan al llamado de Dios en nuestras vidas. También se discute la diferencia entre la psiquis masculina y femenina y cómo esto puede afectar la capacidad de los hombres para entrar en contacto con el mundo del Espíritu.
En este sermón, el orador habla sobre la importancia de vivir una vida enfocada y dedicada a Dios, especialmente para aquellos que tienen un llamado sacerdotal. Se enfoca en la historia de Esaú y Jacob, destacando cómo Esaú no vivió un estilo de vida que lo preparara para su llamado, mientras que Jacob instintivamente persiguió un estilo de vida que lo capacitaría para pensar en términos de su llamado. El orador enfatiza que los cristianos deben estar dispuestos a aceptar una deformación en su vida si quieren alcanzar grandes cosas en los caminos del Señor. Además, advierte contra el peligro de vivir una vida mediocre y superficial, ya que tarde o temprano se necesitará una reserva espiritual para bregar con la crisis y el sufrimiento en la vida.
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de estar preparados espiritualmente para los momentos de prueba que llegan en la vida. Destaca la necesidad de tener una cuenta bancaria espiritual con Dios para poder enfrentar las sequías espirituales y las adversidades que puedan venir. Se refiere al pasaje bíblico de Esaú y Jacob para ilustrar cómo a veces se hacen intercambios desproporcionados en la vida, en los que se cambia algo infinitamente valioso por algo temporal y de poco valor. También resalta la importancia de pensar en términos simbólicos y sobrenaturales para entender la vida espiritual. En conclusión, alienta a la audiencia a escoger siempre lo que es más valioso y a pedir sabiduría para discernir la voluntad de Dios.
El ser un heredero biológico no es suficiente para tener privilegios en el universo de Dios. Dios se afilia con aquellos que lo aman, lo valoran, lo ponen en primer lugar, se dan por Él, sacrifican por Él y valoran lo que Él ofrece. Dios llama a vivir una vida al rojo vivo por Él, una vida llena del Espíritu Santo. Es tiempo de definición, de vivir una vida anormal, deformada pero en la manera más hermosa en la Palabra, una vida de entrega total a Dios. Es tiempo de pagar el precio, morir y ser bautizado con el mismo bautismo con que Jesús fue bautizado, una crucifixión total, entrega total, consagración total, obsesión consumidora. Dios quiere usarnos, pero requiere una definición clara, una vida anormal llena de la fuerza de Dios. Quiero invitarlos a analizar conmigo un pasaje de la escritura, que se encuentra en el primer pasaje de la Biblia, evidentemente Génesis, vamos a ir primero al capítulo 25, ustedes recordarán que les dije la última vez hace dos domingos que iba a estar hablando acerca de dos personajes que nos muestra la escritura, que son como una ilustración gráfica de los principios que hemos estado tratando en estas últimas semanas, principios de definición, principios de enfoque, principios de consagración, principios de entrega, principios de concentrarnos en nuestra identidad, como hijos, siervas de Dios, gente que tiene una identidad muy específica, un llamado muy específico, gente que Dios ha llamado a ser un pueblo separado, un pueblo apartado del mundo que nos rodea y aquéllos principios del mundo que contradicen los principios del Reino de Dios y también apartados para el Señor para ser útiles al Señor, para ser siervos que avancen los propósitos del Reino de Dios.
Todas estas cosas las hemos estado discutiendo en diferentes maneras, y hemos dicho que el hombre de Dios, la mujer de Dios, es un hombre que tiene que vivir de su identidad a la luz de su llamado, a la luz de la función a la cual ha sido llamado. Nosotros estamos, se supone, poseídos por una identidad que Dios nos ha impartido, por una serie de principios que definen nuestra vida y que nos obligan a vivir nuestra vida de una manera diferente al mundo, la diferencia va a ser desagradable, a veces esa diferencia va a ser hermosa, y bella, motivo de gran alegría, muchas veces va a ser motivo de persecución y sufrimiento, de sentirse uno como separado y diferente a los demás, pero ese es el destino, la condición de un hijo, una hija de Dios, somos un pueblo especial, somos un pueblo separado.