Un tratado para Yadira
Faustino de Jesús Zamora VargasCuando miré los ojos de Yadira, recordé la oración que habíamos elevado a Dios antes de partir a la cosecha: "Padre, prepara los corazones de los que van a ser salvos esta mañana". Yadira es una hermosa criatura de Dios. La conocimos al pasar por su humilde casa con un puñado de tratados evangelísticos en nuestras manos y un deseo ardiente en el corazón.
Ella no pudo correr como todos los niños durante su infancia porque una terrible enfermedad le torció los huesos de sus pies y la dejó discapacitada físicamente. Pero sus ojos estaban intactos como en su niñez; grandes, negros, brillantes como un par de estrellas recién hechas por Dios.