Un Dios justo da castigo y recompensa
Dr. Roberto Miranda(Audio: Spanish)
SUMMARY:
El versículo Ezequiel 33:11 revela el amor de Dios hacia los impíos, ya que Él no quiere que mueran, sino que se arrepientan y vivan. Dios es un Dios de ley, y cuando establece una ley, hay recompensa y castigo. La humanidad ha llegado a extremos de maldad, pero Dios todavía desea reconciliarse con ella. La iglesia tiene la responsabilidad de advertir a la gente sobre el juicio venidero y mostrarles el amor de Dios, que busca toda posible razón para perdonar y evitar que la gente llegue al infierno.
El infierno es un lugar de sufrimiento eterno al que nadie quiere ir. Dios no quiere que nadie vaya allí, pero la entrada al reino de Dios es a través de la fe en la justicia de Cristo. Si la gente no se arrepiente y acepta a Cristo, entonces irán al infierno por su desobediencia. Dios ha establecido un sistema de recompensa y castigo, y la iglesia tiene la responsabilidad de advertir a la gente sobre el juicio venidero. Si la iglesia no cumple con esta responsabilidad, Dios les hará responsables de la muerte espiritual de aquellos que no fueron advertidos. La salvación de un alma es la cosa más importante que uno puede hacer, y es nuestra responsabilidad compartir las buenas nuevas de salvación con aquellos que nos rodean.
El predicador insta a los oyentes a compartir las buenas nuevas de la salvación con los demás y a predicar el mensaje de la reconciliación y la salvación. Dios no quiere que nadie se pierda, y es nuestra responsabilidad como cristianos advertirles y ofrecerles la oportunidad de arrepentirse y ser salvados. El predicar el evangelio no es una opción, es una obligación para todos los cristianos. El predicador invita a aquellos que no han hecho su decisión con respecto a Cristo a aceptarlo, y varios levantan sus manos en respuesta. Se les pide que recen una oración de aceptación y se les ofrece el apoyo y la ayuda de los hermanos de la iglesia.
Apúntate a las clases de discipulado en septiembre y sigue aprendiendo.Ezequiel, capítulo 33, versículo 11, dice la palabra: “el Señor diles… digan todos diles (diles) diles vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, ....dice Jehová el Señor que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino y que viva”.
Ahí usted tiene una expresión poderosa y profunda del corazón de Dios, que nos revela el amor del Padre para con su criatura. Dios no quiere que el impío, el pecador, el hombre muera, sino todo lo contrario, quiere que viva, quiere que prospere, quiere que se salve.