Cuando Ocozías, rey de Judá, vio esto, huyó por el camino de la casa del huerto. Y Jehú lo persiguió y dijo: "Mátenlo a él también en el carro." Y lo hirieron en la subida de Gur, que está en Ibleam. Y huyó a Meguido, y allí murió.
(2 Reyes 9:27)Entonces sus siervos lo llevaron en carro a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro con sus padres en la ciudad de David.
(2 Reyes 9:28)En el año once de Joram, hijo de Acab, Ocozías había comenzado a reinar sobre Judá.
(2 Reyes 9:29)Y llegó Jehú a Jezreel, y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos, adornó su cabeza y se asomó por la ventana.
Cuando Jehú entraba por la puerta, ella dijo: "¿Le va bien a Zimri, asesino de tu señor?"
(2 Reyes 9:31)Entonces Jehú alzó su rostro hacia la ventana y dijo: "¿Quién está conmigo? ¿Quién?" Y dos o tres oficiales se asomaron desde arriba.
(2 Reyes 9:32)Y Jehú les dijo: "Echenla abajo." Y la echaron abajo y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, y él la pisoteó.
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2 Reyes 9:30 - Referencia Cruzada
Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos,
(1 Timoteo 2:9)Acab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho y cómo había matado a espada a todos los profetas.
(1 Reyes 19:1)En aquel día el Señor les quitará los adornos: las ajorcas los tocados y lunetas,
(Isaías 3:18)Aún más, mandaron a buscar hombres que vinieran de lejos, a quienes se les envió un mensajero, y vinieron. Para ellos te bañaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos.
(Ezequiel 23:40)Gime en silencio, no hagas duelo por los muertos; átate el turbante, ponte el calzado en los pies y no te cubras los bigotes ni comas pan de duelo."
(Ezequiel 24:17)Y tú, desolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de escarlata, Aunque te pongas adornos de oro, Aunque te agrandes los ojos con pintura, En vano te embelleces; Te desprecian tus amantes, Sólo buscan tu vida.
(Jeremías 4:30)Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos,
(1 Pedro 3:3)