Nueva Biblia Latinoamericana
Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, era un gran hombre delante de su señor y tenido en alta estima, porque por medio de él el SEÑOR había dado la victoria (salvación) a Aram. También el hombre era un guerrero valiente, pero leproso. (2 Reyes 5:1)
Los Arameos, que habían salido en bandas, habían tomado cautiva a una muchacha muy joven de la tierra de Israel, y ella estaba al servicio de la mujer de Naamán. (2 Reyes 5:2)
Y ella dijo a su señora: "¡Ah, si mi señor estuviera con el profeta que está en Samaria! El entonces lo curaría de su lepra." (2 Reyes 5:3)
Entonces Naamán fue y habló a su señor el rey diciéndole: "Esto y esto ha dicho la muchacha que es de la tierra de Israel."
Y el rey de Aram le dijo: "Ve ahora, y enviaré una carta al rey de Israel." Y él fue y llevó consigo 340 kilos de plata y 6,000 siclos (68.4 kilos) de oro y diez mudas de ropa. (2 Reyes 5:5)
También llevó al rey de Israel la carta que decía: "Y cuando llegue a ti esta carta, comprenderás que te he enviado a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra." (2 Reyes 5:6)
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos, y dijo: "¿Acaso soy yo Dios, para dar muerte y para dar vida, para que éste me mande a decir que cure a un hombre de su lepra? Consideren ahora esto y vean cómo busca pleito conmigo." (2 Reyes 5:7)

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2 Reyes 5:4 - Referencia Cruzada

Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: (Juan 4:28)
Entonces se dijeron el uno al otro: "No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, pero nosotros estamos callados; si esperamos hasta la luz de la mañana, nos vendrá castigo. Vamos pues, ahora, y entremos a dar la noticia a la casa del rey." (2 Reyes 7:9)
Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne (normas humanas), ni muchos poderosos, ni muchos nobles. (1 Corintios 1:26)
Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti." (Marcus 5:19)
Después de haber resucitado, muy temprano el primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado fuera siete demonios. (Marcus 16:9)
Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas," que quiere decir Pedro (Piedra). (Juan 1:42)