Nueva Biblia Latinoamericana
El adiestra mis manos para la batalla, Y mis brazos para tensar el arco de bronce. (2 Samuel 22:35)
Tú me has dado también el escudo de Tu salvación, Y Tu ayuda me engrandece. (2 Samuel 22:36)
Ensanchas mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado. (2 Samuel 22:37)
Perseguí a mis enemigos y los destruí, Y no me volví hasta acabarlos.
Los he consumido y los he destrozado, y no pudieron levantarse; Cayeron debajo de mis pies. (2 Samuel 22:39)
Pues Tú me has ceñido con fuerzas para la batalla; Has subyugado debajo de mí a los que contra mí se levantaron. (2 Samuel 22:40)
También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Y destruí a los que me odiaban. (2 Samuel 22:41)

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2 Samuel 22:38 - Referencia Cruzada

Cuando los Amonitas vieron que los Arameos huían, ellos también huyeron delante de Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab se volvió de pelear contra los Amonitas y vino a Jerusalén. (2 Samuel 10:14)
Y David se hizo de renombre cuando regresó de derrotar a 18,000 Arameos en el Valle de la Sal. (2 Samuel 8:13)
Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. (Romanos 8:37)
Después de esto, David derrotó a los Filisteos y los sometió, y David tomó el mando de la ciudad principal de mano de los Filisteos. (2 Samuel 8:1)
Hallará Tu mano a todos Tus enemigos; Tu diestra hallará a aquéllos que Te odian. (Salmos 21:8)
Los Filisteos llegaron y se esparcieron por el Valle de Refaim. (2 Samuel 5:18)