Nueva Biblia Latinoamericana
Todos los mandamientos que yo te ordeno hoy, tendrán cuidado de ponerlos por obra, a fin de que vivan y se multipliquen, y entren y tomen posesión de la tierra que el SEÑOR juró dar a sus padres (antepasados). (Deuteronomio 8:1)
Y te acordarás de todo el camino por donde el SEÑOR tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos. (Deuteronomio 8:2)
El te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR. (Deuteronomio 8:3)
Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante estos cuarenta años.
Por tanto, debes comprender en tu corazón que el SEÑOR tu Dios te estaba disciplinando, así como un hombre disciplina a su hijo. (Deuteronomio 8:5)
Guardarás, pues, los mandamientos del SEÑOR tu Dios, para andar en Sus caminos y para temerlo (reverenciarlo). (Deuteronomio 8:6)
Porque el SEÑOR tu Dios te trae a una tierra buena, a una tierra de corrientes de aguas, de fuentes y manantiales que fluyen por valles y colinas; (Deuteronomio 8:7)

Otras publicaciones relacionadas con "Deuteronomio 8:4":

Dr. Roberto Miranda
Una Cita con Cristo : Proverbios 3 (Parte 3)
En este artículo, el Dr. Roberto Miranda reflexiona sobre Proverbios 3 y nos anima a no olvidar la ley de Dios y guardar sus mandamientos en nuestros corazones. También destaca la importancia de estudiar, memorizar y meditar en la palabra de Dios para vivir una vida alineada con sus enseñanzas.


Samuel Acevedo
No temas, ni desmayes
En este artículo, Samuel Acevedo nos recuerda la importancia de no temer ni desmayar en nuestra vida cristiana y cómo mantener una relación viva con Dios para encontrar paz y bendición en Él.


Deuteronomio 8:4 - Referencia Cruzada

Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto y nada les faltó, Sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies. (Nehemías 9:21)
Yo los he conducido durante cuarenta años en el desierto; no se han gastado los vestidos sobre ustedes y no se ha gastado la sandalia en su pie. (Deuteronomio 29:5)
Judas, el que Lo iba a entregar, dijo: "¿Acaso soy yo, Rabí (Maestro)?" "Tú lo has dicho," le contestó Jesús. (Mateo 26:25)